POR ALEJANDRO ENVILA FISHER
Con el retiro oficial, lo anunció él mismo, de la precandidatura presidencial de Emilio Álvarez Icaza Longoria, el proceso electoral del año próximo pierde mucho más que al villano favorito de la partidocracia. Con Álvarez Icaza se esfuma la única opción real que existía de convertir la elección del año próximo en una contienda entre la sociedad civil y una clase política tan desgastada como aferrada al poder.
Se ha repetido en múltiples foros, acertadamente por cierto, que en política el adjetivo independiente es tan extraño y poco común como la ausencia de intereses. Además de la dificultad para encontrar a un político independiente, en estos tiempos es todavía más dificil encontrar uno que adicionalmente tenga identidad con la agenda de los ciudadanos en contraposición a la de los partidos. Independiente es una cosa y sin partido es otra completamente diferente. Precandidatos y políticos sin partido hay muchos, pero independientes, tanto de los partridos como de los intereses, prácticamente no existen.
Ahí estaba precisamente la riqueza de la postulación de Emilio Álvarez Icaza. Un ciudadano preparado, un defensor de los derechos humanos no solo carente de vinculación con los partidos políticos, además históricamente arraigado a las luchas de la sociedad y recientemente enfrentado, de forma abierta, al poder político en México. Crítico y escéptico del establishment, pero suficientemente abierto como para entender que la clase dominante dejó de ser homogeneamente priista hace muchos años y que la crisis de credibilidad afecta por igual a todos los partidos de hoy, Álvarez Icaza leyó, como muchos otros, que era el momento de un candidato ciudadano y se lanzó por ese camino. Al impulsar su proyecto se encontró con un detalle: debido a que las leyes son generales y no pueden tener dedicatoria, las candidaturas sin partido recién aprobadas, también están a disposición de los políticos profesionales que decidan renunciar sus respectivos partidos. Como consecuencia de eso, lo que podía haber sido una figura que unificara a la sociedad para enfrentar a los partidos, empezó a convertirse, poco a poco, en una vía alterna para que los partidos hagan política fuera de sus membretes en algunos casos, o para que quienes se sienten marginados por sus dirigencias partidistas al menos cobren venganza de quienes los han bloqueado. Para hacerlo solo necesitan renunciar y postularse como idependientes, dividiendo a las bases simpatizantes y devaluando a sus verdiugos.
Margarita Zavala es y seguirá siendo panista (ella misma lo dijo) aunque haya renunciado a la militancia y haga campaña como independiente; Pedro Ferriz de Con puede no tener partido, pero sí tiene intereses y no son los de la sociedad civil. Ligado por momentos a sus socios o patrocinadores empresariales, pero siempre asociado a una parte del poder, Ferriz carece de credibilidad y de rigor para ser el abanderado de una fgran causa ciudadana. Ninguno de los dos es independiente y menos aún representan a la sociedad. Sin embargo, entre ellos y el resto de la chiquillada que se anotó como aspirantes presidenciales “independientes”, dinamitaron las posibilidades de la candidatura ciudadana de Alvarez Icaza.
La renuncia del defensor de los Derechos Humanos a su propio proyecto presidencial deriva de que su precandidatura no creció como él esperaba. Si ya tenía dificultades por la falta de cohesión de los ciudadanos frente a los partidos y a los políticos partidistas, el anuncio de Margarita Zavala de competir desde la trinchera independiente, pero pintada de azul, acabó con cualquier posibilidad de unidad antipartidista.
El argumento de preferir el sacrificio a ser funcional al PRI es más de forma y de oportunidad que de fondo. Lo que lo decidió a no seguir fue el balance y el escenario negativo que repentinamente tenía frente a sí. Alvarez Icaza se fue perdiendo en el mar de independientes que hoy se perfila, y con su retiro perdió él, pero también perdieron todos los que querían un verdaderro candidato ciudadano en la boleta, para tener opción frente a los intereses de los partidos y de sus políticos profesionales.
@EnvilaFisher