La desnutrición y las deficiencias de nutrientes durante el primer período de la vida aumentan los riesgos de enfermedad y muerte de los niños, así como de retardo del crecimiento y desarrollo cognitivo y el incremento del riesgo de padecer enfermedades crónicas no transmisibles en la edad adulta, dijo el doctor Juan Ángel Rivera Dommarco, director general del Instituto Nacional de Salud Pública.
El consumo de dietas no saludables es el principal factor de riesgo de obesidad y enfermedades crónicas no transmisibles en niños y adultos. Y se estima que alrededor del 10% de la carga de enfermedad en México es atribuible a este tipo de alimentación. Además, la obesidad es uno de los factores de riesgo de las enfermedades crónicas no transmisibles, las cuales se han convertido en las principales causas de muerte en México. Un ejemplo de estas enfermedades es la diabetes, continuó el integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.
En entrevista, el investigador mencionó que los principales problemas nutricionales en nuestro país son el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades metabólicas que resultan de dietas no saludables, las cuales presentan altas prevalencias en todos los grupos de edad, áreas geográficas y niveles socioeconómicos; aunque señaló persisten las deficiencias de micronutrimentos (vitaminas y minerales), especialmente en niños menores de cinco años, mujeres en edad fértil y personas en la tercera edad, así como la desnutrición infantil, particularmente en hogares en condiciones de pobreza.
El doctor en Nutrición Internacional por la Universidad de Cornell, Nueva York, ha dedicado su trabajo de investigación a conocer la magnitud, distribución y tendencias de los problemas de mala nutrición en todas sus formas (tanto desnutrición como obesidad), y sus factores determinantes.
También ha trabajado en el diseño y prueba a pequeña escala de acciones para la prevención de estas condiciones y en apoyar al gobierno en el diseño e implementación de políticas y programas a gran escala para la prevención y control de la mala nutrición. Así, “para responder a nuestras hipótesis hemos utilizado diferentes diseños de estudios incluyendo encuestas y estudios transversales, estudios de cohorte y estudios experimentales”, dijo Rivera Dommarco.
Un ejemplo de lo anterior es que participó en la evaluación de las políticas y programas gubernamentales dirigidos a eliminar los problemas de mala nutrición y que tuvo la oportunidad de coordinar a un grupo multidisciplinario de investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública y otros Institutos Nacionales de Salud, de la UNAM y de la Academia Nacional de Medicina que llevó a la publicación de un documento de postura de estas instituciones en relación a la prevención de obesidad en 2012 y que fue utilizado para el diseño de varias acciones preventivas.
La segunda edición de este documento se publicó el año pasado, mencionó Rivera Dommarco. “Con base en dicho documento, el Secretario de Salud ha creado un grupo intersectorial dirigido a la creación de un sistema alimentario saludable, sostenible y justo”.
Acerca de la evaluación del estado nutricional de la población, el investigador señaló que se utilizan varios indicadores, que se construyen con diversas mediciones, incluyendo las medidas antropométricas (peso, estatura, circunferencias corporales), medidas de la composición corporal (masa grasa y masa magra), así como a través de varias metodologías, entre ellas antropometría, impedancia bioeléctrica o absorciometría dual por rayos X, estado de micronutrientes (vitaminas y minerales) y estudios dietéticos.
Además, para estudiar la magnitud y tendencia de la mala nutrición y sus determinantes en el ámbito nacional, “hemos requerido de encuestas nacionales, en las que el reto es el tamaño y la dispersión de esa población en todos los rincones del país y la cantidad de recursos necesarios, los cuales no ha sido fácil obtener”.