La Biblioteca de la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), que desde 2014 lleva el nombre del historiador y filósofo mexicano Miguel León-Portilla, ha logrado constituirse como un espacio, no sólo de consulta del acervo que atesora sino de desarrollo cultural y académico.
Desde que fue creada en 2005, la Coordinación de Servicios Bibliotecarios se propuso que el recinto “fuera académico para que formara parte activa en los procesos de enseñanza-aprendizaje de la Casa abierta al tiempo y contribuyera a la preparación integral de los usuarios”, precisó la maestra Margarita Olimpia Ibarra Martínez, titular de la misma.
Para lograr tal propósito fueron planteadas metas en cada una de las secciones –Servicios especializados; Servicios al público y difusión, y Desarrollo de colecciones– lo que ha significado que la comunidad cuente con los recursos de información indispensables en la elaboración de trabajos, así como con herramientas para la formación en la investigación.
El apartado de Servicios especializados tiene entre sus funciones la impartición de talleres que permiten a los alumnos –en paralelo con sus estudios de licenciatura o posgrado– desplegar habilidades y estrategias de búsqueda, recuperación, diseminación y uso de información para generar un conocimiento nuevo. Otros cursos que imparten representantes de casas editoriales y organismos –el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, entre ellos– dotan de valor agregado el currículum de los universitarios, mediante la práctica en la aplicación de datos en su área de especialización. Además provee a la comunidad de documentos que la Biblioteca no tenga, a partir de convenios con otras instancias.
La sección Servicios al público y difusión apoya a los jóvenes en su “preparación como usuarios y a satisfacer las necesidades de información en forma eficaz; busca incrementar el número de beneficiarios y, en los últimos años, como parte de sus logros duplicó las visitas, al alcanzar un promedio diario de 700 personas, de un total de más de dos mil”.
Otra misión que cumple es la difusión de material académico y cultural, al convocar a conferencias, jornadas culturales, exposiciones, presentaciones de libros, talleres y conversatorios que no sólo involucran a la comunidad, sino también a la población aledaña, como en el caso de la Semana de puertas abiertas, en la que son invitados niños de preescolar y primaria para que complementen su instrucción. La oferta incluye también talleres y actividades de fomento a la lectura.
Desarrollo de colecciones cumple la responsabilidad de adquirir el material que comprende el acervo de la Biblioteca Miguel León-Portilla, a partir de sugerencias y solicitudes que recibe, “lo que ha derivado en que contemos con obras especializadas relevantes en las disciplinas impartidas en la Unidad Cuajimalpa para que los universitarios dispongan realmente de lo necesario en su desempeño académico y de indagación”.
A la vez se preocupa por la evolución de las colecciones que conforman el fondo reservado, que asciende a más de 4,500 ejemplares cuyo valor principal estriba en que alberga obras únicas, por lo que “registramos al menos 130 títulos con rubrica del autor, entre ellos el poema ¡No pasarán!, de Octavio Paz, publicado en 1936, y Lírica sacra, moral y laudatoria, de Carlos Monsiváis”.
El contrato social, de Juan Jacobo Rousseau, de 1868, y grandes series sobre temas de interés para estudiosos de todo el mundo se cuentan entre las primeras ediciones y algunas especiales que alberga el recinto, en virtud de que “nos hemos dado a la tarea de recopilar trabajos más representativos, entre los que sobresalen los correspondientes a editoriales independientes, exiliados en México, movimientos estudiantiles y sobre la mujer”.
Una colección muy destacada del fondo es la consagrada al doctor León-Portilla, la cual integra la biblioteca personal del historiador; el archivo Lilly, que contiene grabaciones en audio y video