- Cierra sus ojos el oaxaqueño del mundo: el artista Francisco Toledo
Los ojos oaxaqueños que recrearon todo un universo en pintura, escultura, grabado y mucho más, se cerraron hoy en la ciudad de Oaxaca, a los 79 años de edad.
El artista juchiteco, uno de los máximos exponentes de la plástica mexicana, deja un gran legado artístico para México y el mundo.
Escultor, pintor, grabador, promotor de la cultura mexicana en el extranjero, Francisco Toledo fue un artista completo que creó su propio lenguaje visual, aquél que caminaba surcando, sembrando, borrando las fronteras entre artes visuales, literatura, diseño, artesanía y activismo.
Reconocido por su talento, con toque irreverente, transgresor de sus obras, un luchador social, un filántropo, defensor de sus ideales, de su tierra, de sus lenguas, de la ecología, del patrimonio artístico oaxaqueño, de los desprotegidos, nació el 17 de julio de 1940 con el nombre de Francisco Benjamín López Toledo, fue el cuarto de siete hijos de Francisco López Orozco y Florencia Toledo Nolasco.
Estudió arte gráfica en el taller de grabado de Arturo García Bustos en su trayectoria llegó al Taller Libre de Grabado de la Escuela de Diseño y Artesanías, del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), en la ciudad de México. En 1960, con 20 años de edad, el artista viajó a París para ingresar al taller de S.W Hayter. Allá conoció a Rufino Tamayo y Octavio Paz.
A cada paso, Toledo germinaba, esas semillas se llaman: Casa de Cultura de Juchitán, Taller Arte Papel Oaxaca, Centro de Artes de San Agustín, Biblioteca para Invidentes Jorge Luis Borges, Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), Cine Club El Pochote, el Jardín Etnobotánico, la Fonoteca Eduardo Mata, la Biblioteca Francisco de Burgoa, editorial Ediciones Toledo; las revistas Guchachi Reza (Iguana Rajada) y Alcaraván y el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), uno de los recintos que resguarda su lenguaje eterno.
El zapoteco, su lengua natal, se oyó en los coros que lo inventaron todo para alabar al gran artista universal Francisco Toledo.