Hace algún tiempo, Enrique Guzmán abrió los ojos mientras se encontraba postrado en la camilla de un hospital en Cancún, y lo primero que vio fue a sus cuatro hijos a su lado y pensó que algo grave le había sucedido para que eso fuera posible.
El ídolo del rock and roll confesó que en más de 10 ocasiones ha sido intervenido quirúrgicamente por diferentes motivos. A sus 76 años goza de buena salud, pero confesó que le teme a la muerte, pues ama demasiado a la vida.
“Me salvé de muchas cosas. Me han operado a corazón abierto unas dos veces y me falta un riñón por cuestión de cálculos. Esos son los tropezones que he dado en la vida, pero Dios o alguien en su lugar que hace su labor perfectamente, me conoce y me dice: ‘Todavía no te puedes ir’”, aseguró el cantante y actor.
Comentó que muchos de sus amigos ya murieron, incluso aquellos con los que compartió escenario en su época de mayor gloria como Juan Gabriel, Johnny Laboriel o Manolo Muñoz, entre otros.
“Quiero mucho a la vida y a la muerte le tengo algo de miedo, mucho miedo. Sin embargo, me deja trabajar, me deja que nazca mi nieto, que los tenga (a la prensa) presentes aquí. La vida es muy noble conmigo y para mí eso ha sido muy importante”, afirmó.
Enrique Guzmán no piensa en el retiro y mucho menos ahora que con su participación en el musical Jesucristo Súper Estrella, el lanzamiento de su disco Se habla español, y la gira Los Grandes del Rock, ha tomado un nuevo aire en su carrera.
“El escenario me sana de muchas cosas, me quita dolores de cabeza, me quita sueño. Me paro sobre de él y me siento a gusto, la gente está a gusto conmigo, es un matrimonio muy padre. Yo creo que debo morirme en un escenario, bueno, cerca de alguno”, afirmó el cantante.