Los regímenes antiedad abundan, pero una nueva investigación sugiere que un delicioso complemento a tu rutina para el cuidado de la piel podría encontrarse en tu alacena, en lugar de la bolsa de maquillaje: las almendras.
Un nuevo estudio piloto realizado por investigadores de la Universidad de California en Davis encontró que un snack diario de almendras en lugar de otros refrigerios sin nueces mejora las medidas del ancho de las arrugas y su gravedad en mujeres posmenopáusicas. El estudio estuvo financiado por Almond Board of California y es el primero en su tipo en evaluar los efectos de las almendras en la salud dérmica. Se encuentra en proceso un estudio de seguimiento más amplio y a largo plazo.
En este estudio aleatorio controlado de 16 semanas, 28 mujeres posmenopáusicas sanas con tipo de piel 1 o 2 en la clasificación de Fitzpatrick (caracterizadas por una mayor tendencia en quemarse por exposición al sol) se asignaron aleatoriamente en uno de dos grupos. En el grupo de intervención, las mujeres consumieron un refrigerio de almendras equivalente al 20% de su consumo total de calorías diarias, o 340 calorías al día en promedio (aproximadamente 60 gramos). El grupo de control consumió un refrigerio sin nueces también equivalente al 20% de calorías: barra de cereal, barra energética o pretzels. Aparte de estos refrigerios, los participantes del estudio siguieron sus regímenes alimentarios normales, sin consumir otro tipo de nueces ni productos con nueces.
Las evaluaciones de la piel se llevaron a cabo al inicio del estudio y nuevamente en las semanas 4, 8, 12, y 16. En cada consulta, las arrugas faciales se evaluaron con imagenología facial de alta resolución y se validaron con medición y modelado facial 3D. “Estas cámaras de alta resolución permiten reconstruir en 3D las arrugas para poder identificar sus características de ancho y gravedad. La calificación de gravedad es el cálculo de profundidad y longitud de la arruga,” explicó Raja Sivamani, MD MS AP, dermatólogo integral e investigador principal del estudio. También se evaluó la función de la barrera dérmica mediante la medición de producción de sebo y la pérdida de agua transepidérmica (TEWL, por sus siglas en inglés). La función de la barrera dérmica examina la fuerza de dicha barrera y su capacidad para proteger la piel contra la pérdida de humedad (TEWL) y los irritantes dañinos del ambiente.
Al final del estudio a la semana 16, el análisis de las imágenes fotográficas mostró mejoras estadísticamente significativas en las participantes del grupo de refrigerio de almendras en comparación con el grupo de control (P<0.02):
El ancho de la arruga se redujo en 10%
La gravedad de la arruga se redujo en 9%
No hubo cambios significativos en la función de la barrera dérmica entre los grupos.
“El alimento como
medio para promover la salud de la piel, la idea de “salud por dentro y por
fuera”, ha adquirido mayor interés entre quienes buscan opciones para envejecer
sanamente,” comentó el Dr. Sivamani. “Además, es un área de investigación
científica cada vez más amplia. Las almendras son una fuente rica en
antioxidantes y vitamina E, y proporcionan polifenoles y ácidos grasos
esenciales. Son una opción inteligente para una buena nutrición en general. Y,
como lo muestra el estudio, las almendras son un alimento prometedor que puede
incluirse como parte de una dieta sana para el envejecimiento, especialmente
para las mujeres posmenopáusicas.”
El estudio en síntesis:
El estudio: 28 mujeres sanas en etapa posmenopáusica con tipo de piel 1 (siempre se quema, nunca se broncea) o 2 (generalmente se quema, se broncea ligeramente) en la clasificación de Fitzpatrick se asignaron aleatoriamente ya sea a un grupo de intervención o a un grupo de control. El grupo de intervención consumió un refrigerio de almendras equivalente al 20 % de sus calorías diarias (340 calorías/día en promedio), o aproximadamente 60 gramos. El grupo de control consumió diariamente un refrigerio sin nueces con el mismo contenido calórico en vez de almendras: barra de cereal, barra energética o pretzels. Se les pidió a las participantes no consumir ningún tipo de nuez ni productos con nueces durante el periodo del estudio (salvo por el refrigerio de almendras para el grupo de intervención). Aparte de estos refrigerios, se les pidió continuar con su consumo calórico diario normal.
Después de un lapso de eliminación dietética de cuatro semanas, las participantes se asignaron aleatoriamente a uno de los dos grupos del estudio antes mencionados. Las consultas de seguimiento tuvieron lugar al inicio y a las 4, 8, 12 y 16 semanas.