Escapada
Por Javier Carmona Solís
ALGUNA VEZ LES platiqué, a petición de un aficionado, de las famosas «periqueras», aquellas camionetas pick-up que se habilitaban con una especie de escalerillas en la parte de carga, donde se colocaban los fotógrafos que cubrían las Vueltas que existían en ese entonces, principalmente en la De la Juventud, Transpeninsular, Futuro, Frontera Norte, Maya-Caribe, hasta llegar a la Ruta México.
Los fotógrafo eran privilegiados, porque los jueces les permitían quedarse muy cerca de las acciones para que pudieran tomas sus gráficas, ya fuera de escapados y de pelotón, etc.
Y además, existían dos motocicletas destinadas a los gráficos, así que podían alternarse con quienes iban en la periquera, para tomar sus fotos y buscaban ángulos que dijeran algo (dicen que una foto vale más de mil palabras) y se esforzaban por tener siempre la mejor.
Claro, periquera y motos se adelantaban siempre en metas volantes, de montaña y finales, para que pudieran captar a los vencedores, o tomar los espectaculares sprints finales y caídas, que se daban con relativa frecuencia.
Los reporteros tenían «otra batalla». Primero levantarse muy de madrugada, para tratar de alcanzar el desayuno y lego ir a tomar impresiones en la salida, ya fuera del momento o de sucesos ocurridos en la etapa anterior. Se colocaban los suéteres emblamáticos a los líderes y correr para abordar las combis y ganarle al grupo el pasado en la salida de las diversas poblaciones.
Cuando se podía ver la etapa, había momentos claves para hacerlo. Y cuando el grupo de prensa creció, lo que provocaba que hubiese hasta siete vehículos, parecían carreras de reporteros además de la de los ciclistas. Muchas ocasiones, mal intencionadamente, algunos trataban de obstaculizar a otros. Pero…
Y al terminar la etapa, tras cruzar la meta los primeros, a correr hacia las salas de prensa, instaladas la mayoría de las veces en los palacios de gobierno locales o casas de la juventud y en pocas ocasiones, en los hoteles sede.
Las máquinas (Remington y Smith Corona), de aquellas grandes y pesadas, eran prestadas, la mayoría de organismos gubernamentales y alcanzaban para la mitad de los reporteros. Así que eran carreras para lograr una, ver que funcionara, que la cinta tuviera tinta y más carreras para llevar las notas al teletipo, donde se «picaban» y se enviaban a las redacciones, o ya a fechas finales, a los fax. Epocas muy diferentes a la llegada de las computadoras e internet.
Y tras todo eso, a buscar algo que comer o cenar, dependiendo la hora y luego, a tratar de encontrar el hospedaje.
Pero todo aquello se recuerda con cariño, porque, «toda época tuvo sus atractivos» y resultó mejor.
Además, eramos mínimos los que sabíamos sumar tiempos, para adelantarnos a los jueces a tener los primeros sitios generales para la nota y había que compartir con quienes no lo hacían. Hasta que por supuesto, José Luis Télez, el famoso «Ciro Peraloca», realizó el programa de computación para que esas clasis, salieran con mucha rapidez.
SPRINTS
Y poca información de los mínimos seleccionados que fueron a la primera fecha de Copa del Mundo en Belorrusia el pasado fin de semana, pero destacó que Filipo Ganna estableció una nueva marca mundial para los 4,000 metros (persecución individual), al dejarlo en 4’02″647, a 58.956 kph… Lo mismo de siempre: quienes fueron de México, lo hicieron con apoyos económicos de sus gobiernos estatales, equipos o padres… Y una nota alarmante, que Alberto Contador, quien lanzará su marca de bicicletas en breve, fue a Colombia al Giro de Tigo yk enfrentó problemas gastrointestinales, por lo que tuvo que ser hospitalizado…