Jorge Vergara, dueño del
Deportivo Guadalajara y Grupo Omnlife, falleció este viernes, a causa de un
paro cardiorrespiratorio.
La noticia fue confirmada por su hijo Amaury
Vergara mediante un comunicado en redes sociales.
El empresario tenía 64 años y había
enfrentado problemas de salud en tiempos recientes, mismos que lo obligaron a
dejar las riendas de Chivas a Amaury.
Sus restos serán
despedidos en Guadalajara.
Vergara pasó su último año de vida en la Gran
Manzana, acompañado de su esposa Rossana Lerdo de Tejada, para ser tratado de
su padecimiento.
El extrovertido empresario tapatío adquirió
a las Chivas en 2002, tras obtener las partes sociales de la Promotora
Deportiva Guadalajara a Francisco Cárdenas, entonces presidente de la
organización.
En la Era Vergara, el Guadalajara logró dos
títulos de Primera División, dos de Copa MX, una Supercopa MX y una Liga de la
Concacaf.
Durante su periodo, las Chivas también
consiguieron llegar a una Final de Copa Libertadores y a su primera
participación en el Mundial de Clubes.
De igual forma, Vergara Madrigal concretó
el proyecto de un nuevo estadio para el Rebaño, el actual Estadio Akron.
El pasado 10 de abril cumplió un año de estar
lejos del equipo, del cual cedió la presidencia a su hijo Amaury.
La presencia de Jorge Vergara intimidaba a
jugadores, empleados y personal cuando lo veían llegar al campo de
entrenamiento de las Chivas.
Antes o después de un partido, sus palabras
presionaban o estimulaban más que las de cualquiera otro personaje del entorno
rojiblanco.
Así era el Guadalajara
cuando aparecía el empresario, físicamente, en mensajes a través de los medios,
entrevistas o desplegados.
En sus pláticas con futbolistas, la influencia
del dueño del club siempre tuvo efecto.
Si algo tuvieron las Chivas desde noviembre de
2002 hasta abril de 2018 fue polémica.
Vergara no se tentaba el corazón para
criticar, acusar y señalar, pero también para elogiar, defender o resaltar,
según fuera el caso.
Tampoco tenía empacho en confesar ante los
medios lo que no le gustaba de su equipo, los planteamientos de los
entrenadores o las fallas de los futbolistas.
Los regaños directos al grupo, tras alguna
derrota o fracaso, siempre trascendieron, así como sus medidas para buscar una
mentalidad ganadora.
Compró el proyecto de Johan Cruyff, probó
técnicos de todo tipo, contrató jugadores caros y apoyó a los jóvenes, todo en
busca de revolucionar al Rebaño.
Envió a varios jugadores a terapias en Colombia,
implementó yoga en la preparación y organizó encierros en Jocotepec o Chapala
con la idea de marcar una diferencia del resto, pero sobre todo, para generar
una cultura del éxito.
También organizó dinámicas grupales y una
conferencia con el escritor Deepak Chopra.