La proteína GDF11 ha mostrado la capacidad de regular la supresión de tumores de cáncer de hígado, por lo que sus efectos se siguen estudiando en el Departamento de Ciencias de la Salud de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), informó el maestro en Arturo Simoni Nieves, adscrito a esa instancia académica.
En la búsqueda de blancos terapéuticos contra el cáncer de hígado, el grupo de investigación empezó a trabajar con la GDF11 o factor de diferenciación 11, pues si bien cuando fue descubierto se observó su relevancia en la diferenciación de tejido muscular, en los últimos años se ha visto que también tiene aplicaciones metabólicas y cardiacas.
Al dictar la conferencia Las dos caras del colesterol. Lípidos en cáncer de hígado, como parte del Ciclo Lunes en la ciencia, señaló que debido a sus funciones, el hígado es susceptible de sufrir diferentes tipos de daño, por la ingesta de alcohol, drogas, infecciones A, B o C de hepatitis, así como por la excesiva ingesta de lípidos.
En la historia natural de la enfermedad hepática, el órgano pasa a una esteatosis –acumulación de lípidos en el órgano– simple cuando sufre alguna agresión y se acumula cinco por ciento de lípidos en una célula hepática, pero si el daño avanza y se complementa con un componente inflamatorio desemboca en esteatohepatisis, relacionada a casos más graves, como cirrosis o cáncer hepático.
Este proceso, conocido como enfermedad del hígado graso no alcohólico, es causado por la alta ingesta de comida alta en grasas y carbohidratos.
El colesterol tiene una cara buena y representa vida, porque es un lípido policíclico cuyas principales funciones se encuentran en la regulación de las membranas plasmáticas; es un precursor de hormonas y de sales biliares que sirven para la absorción de nutrientes y es fundamental para la movilización de otros lípidos como las lipoproteínas, que a su vez se encargan de llevar nutrientes al cerebro y a muchos otros órganos.
Sin embargo, aunque este lípido es fundamental para la vida, tiene una parte oscura, pues también es fundamental para el cáncer, porque éste tiene diferentes alteraciones tanto a niveles genéticos como inflamaciones, desbalance en el estado redox de la célula –cambio en el estado de oxidación, todo lo cual ayuda a la progresión de un carcinoma hepatocelular.
El investigador de la UAM explicó que en la Unidad Iztapalapa se han realizado diversas indagaciones en torno al estudio del cáncer de hígado y, en su caso, ha estudiado el efecto del factor de diferenciación en modelos animales (ratones) in vitro “y lo primero que vimos es que en aquellas células tratadas con GDF11 contra las que no lo fueron, es que esta proteína abate la proliferación exacerbada de las células cancerosas”.