Por Betzy Tavera
Investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), encabezados por la doctora Judith Cardoso Martínez, profesora del Departamento de Física de la Unidad Iztapalapa, desarrollan técnicas fisicoquímicas con base en materiales poliméricos y métodos electroquímicos para la remoción de metales en aguas residuales.
De acuerdo con la académica, esos productos están presentes no sólo en líquidos de desecho, sino también en superficiales, lo que representa un problema de salud grave para la población de México, ya que es sabido que algunos pueden generar irritación en la piel, males estomacales e incluso cáncer, según el tipo y el tiempo de contacto con la persona.
En los casos de ingesta es posible que se bioacumulen en el organismo y alcancen concentraciones más elevadas a las permitidas por las normas nacionales e internacionales. Tal es el caso del cromo (Cr) VI y el arsénico (As) V, con los cuales el equipo de científicos de la UAM experimenta en el laboratorio y cuyo potencial cancerígeno está demostrado, así como su capacidad de daño en riñones o hígado, entre otros órganos.
La contaminación del agua residual por Cr (VI) es de especial interés para la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional del Agua, ya que la afectación de las fuentes hídricas por este metal es de origen antropogénico, principalmente de los desechos industriales descargados a las alcantarillas, un procedimiento que las empresas pueden realizar si respetan los límites permisibles de cromo que, de acuerdo con los parámetros establecidos en la norma oficial NOM-002-Semarnat-1996, es de 0.75 partes por millón (ppm), en promedio al día.
Dichos compuestos se han encontrado en concentraciones diferentes, tanto en las de desecho como en superficiales y purificadas, por lo que es fundamental determinar las acumulaciones para establecer qué tanto rebasan las normas: NOM-001-Semarnat-1996, NOM-201-SSA1-2015 y NOM-127-SSA1-1994, que consideran las cantidades máximas en descargas a los cuerpos de agua: cromo total: 1-1.5 ppm y arsénico: 0.1-0.4 ppm; potable: cromo total: 0.05 ppm y arsénico: 0.05 ppm, y purificada: cromo total: 0.05 ppm y arsénico: 0.01 ppm.
También resulta primordial crear estrategias de remoción para el recurso purificado, que registra presencia de ambos metales en varias veces los valores fijados, de acuerdo con estudios preliminares, puntualizó la docente.
El trabajo de la profesora con sus alumnos consiste en el diseño de técnicas basadas en el uso de materiales poliméricos, conocidos también como resinas de intercambio iónico que tienen la capacidad de adsorber o captar metales, por lo que al utilizarlos “estamos enfocándonos en la remoción de Cr (VI) y As (V), compuestos hallados en aguas residuales, potable y purificadas”.
El Cr (VI) se ha detectado en las de desecho, derivado de actividades industriales del cromado, la curtiduría y la minería, además de “acumulaciones altas de cromo”; el arsénico es de origen natural, empero, cuando se extrae líquido de pozos a profundidades cada vez mayores, sobre todo en zonas semiáridas del norte de México, los niveles de ese compuesto aumentan de manera notoria, por ejemplo, en algunas zonas de La Laguna, Coahuila, y en San Luis Potosí.