Lo que llevamos avanzado de la pésima gestión de la pandemia por parte de la 4T debería de dar argumentos para reflexionar a los que conducen este país, al menos, la previsión de las cosas en las cosas en que aún no han fracasado.
Manuel Pérez
La Organización Mundial de la Salud lanzó un dato verdaderamente alarmante: uno de cada 10 pacientes que se contagiaron de Covid-19 aún no se ha recuperado 12 semanas después de una infección aguda y muchos sufren síntomas por un tiempo aún más largo. La cuestión sobre las afectaciones que tendrá la salud de los pacientes en un mediano o largo plazo ya despierta la inquietud de muchos analistas que aseguran que los sistemas de salud de muchos países no están preparados para lidiar con este nuevo reto. Y no, México tampoco está en condiciones.
Según el análisis publicado por la Gaceta médica, las afectaciones en la salud van más allá de los síntomas conocidos durante el contagio. Los estragos se registran en el campo neurológico, secuelas cutáneas, además de un fuerte riesgo de fenómenos trombóticos, y algo que tiene fuertemente preocupada a la comunidad médica, la grave marca cardiológica que el virus deja en el cuerpo.
A los mexicanos nos debería de preocupar de sobremanera el último estrago mencionado anteriormente, pues las enfermedades del corazón representaban antes de la llegada del coronavirus a México, la primera causa de muerte entre la población en general, representando el 20.1% de todas las muertes del país.
El doctor Ángel Cequier Fillat, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha manifestado que “asociado a lo producido por el coronavirus, se sabe que poco más de la tercera parte de los pacientes hospitalizados tienen elevaciones de los marcadores de daño miocárdico, este aspecto siendo importante por ser una afectación del corazón indirecta de la cual aún se desconocen cuáles pueden ser los daños en medio-largo plazo.
Quisiera detallar un poco más sobre el resto de las afectaciones registradas después del coronavirus, sin embargo, esto parece suficiente para comenzar a esbozar una pregunta: ¿el sistema de salud mexicano está preparado para las afectaciones que llegarán después de la pandemia?
Bueno, me permito responder: No.
El sistema de salud mexicano comandado por el gobierno de la “cuarta transformación” no está preparado para las afectaciones que llegarán después de la pandemia. El combate o tratamiento del “Covid largo” o “síndrome post Covid“, no parece estar en el radar de las prioridades en materia de sanidad. La estrategia para combatir la pandemia no figuraba aun cuando aparecieron los primeros contagios en nuestro país, y un plan para atender los daños que tendrá la salud de los mexicanos que estuvieron contagiados por covid tampoco figura hoy.
Con los hospitales en una saturación prácticamente total e invisibilizada desde agosto del año pasado, con el personal médico denunciando no tener las condiciones ni insumos para hacer frente a la enfermedad, y sobretodo, con un titular de seguridad sin un átomo de sensibilidad o prudencia, el panorama no luce muy bien para los pacientes post covid, en el corto, largo ni mediano plazo. Nuevamente parece, que la luz al final del túnel se aleja más y más.
Según el diario nacional El Universal en su portal web, Chimalhuacán, Estado de México, es el primer municipio en todo el país, con un programa de rehabilitación de secuelas de Covid-19 para los pacientes que padecieron la enfermedad respiratoria, pero que aún no se recuperan totalmente.
Esto, en las instalaciones del Centro de Rehabilitación e Integración Social, mismas que fueron acondicionadas para brindar terapias pulmonar, física, ocupacional, de deglución, atención nutricional y atención a la salud mental a todos aquellos que aún no se han recuperado de los síntomas heredados por el contagio del coronavirus.
Sin duda, al gobierno federal encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador le convendría echar un vistazo a las medidas implementadas por el gobierno encabezado por el antorchista Jesús Tolentino Román Bojorquez.
Hoy, en vísperas del primer año desde que se registró el caso número uno de coronavirus no hay que olvidar que México continúa en el peor lugar en la evaluación de países para vivir durante la pandemia. Nuestro país tiene la mayor cantidad de contagios y muertes en el personal de salud. Lo que llevamos avanzado de la pésima gestión de la pandemia por parte de la 4T debería de dar argumentos para reflexionar a los que conducen este país, al menos, la previsión de las cosas en las cosas en que aún no han fracasado. No todo se soluciona con vacunas. ¿Querían hacer historia?