*Europa teme un mayor ímpetu separatista, en particular en España
*Gran Bretaña se enfrentará a obstáculos comerciales y financieros
Con la decisión de Gran Bretaña de abandonar la Unión Europea –Brexit– el bloque comunitario teme un efecto multiplicador del espíritu separatista en Cataluña o el País Vasco, en España, mientras el gobierno de Londres podría afrontar no sólo desafíos comerciales y financieros sino el riesgo de que Escocia e Irlanda del Norte impulsen su independencia para integrarse a la UE, advierte el maestro Agustín Cue Mancera.
El profesor-investigador del Departamento de Economía en la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) sostiene que la disposición del entonces primer ministro, David Cameron, de llevar a cabo un referéndum el 23 de junio de 2016 para decidir su posición en la UE, afectará tanto el futuro de esa nación como el de la región.
En el artículo El camino de la (des)integración europea, publicado en el número 200 de El Cotidiano, Revista de la realidad mexicana actual de esa sede universitaria, el académico asegura que Gran Bretaña es la segunda potencia industrial después de Alemania en la región, por lo que su salida representa un golpe mayúsculo para la integración continental, ya que con frecuencia es considerado que su carácter insular ha acrecentado su alejamiento respecto de los otros países.
Al ser una isla, los británicos se ven a sí mismos como diferentes de los demás europeos, por su parte, éstos han resentido la soberbia inglesa, así como su cercanía con los intereses estadounidenses, con quienes mantienen una relación especial.
Las otras naciones de la Unión Europea temen el contagio que podría provocar la salida de los británicos al propiciarse un mayor ímpetu separatista mediante referendos nacionales o incluso regionales, por ejemplo, de Cataluña o el País Vasco, en España, entre otros.
Cue Mancera sostiene que Gran Bretaña no sólo enfrentará obstáculos comerciales y financieros como consecuencia de su salida sino que correrá el riesgo de que Escocia e Irlanda del Norte quieran independizarse e integrarse a la Unión Europea.
De hecho el movimiento independentista escocés, encabezado por el gobernante Partido Nacional de Escocia, ha propuesto una nueva consulta para decidir si continúan formando parte de Gran Bretaña o si se constituyen como una nación independiente.
En el referendo en torno al Brexit, los norirlandeses votaron en favor de permanecer (55.7 por ciento), viéndose contrariados por el resultado global, lo que ha llevado a diversas fuerzas políticas a proponer una consulta local en la cual se decida si sus dos millones de habitantes desean liberarse del ámbito británico. También podría haber delicadas repercusiones con respecto a Gibraltar y las Islas Malvinas que afecten el poderío territorial de Gran Bretaña.
El académico de la UAM refiere que la integración económica europea ha sido considerada como un elemento positivo para la salud de la democracia, los derechos humanos y la paz mundial.
La Unión Europea –conformada actualmente por 28 países– ha demostrado que es posible conjuntar el esfuerzo en torno a objetivos comunes, aunque se trate de naciones que se confrontaron en otras épocas. Por eso, la decisión de Gran Bretaña ha causado un fuerte malestar y suscitado diversos temores.