El Congreso opositor en el Estado de México exhibió la opacidad y corrupción imperante en el gobierno de Alfredo del Mazo Maza, cuya administración sin sostén político, ni recursos suficientes para el gasto público 2019, se desmorona, tanto, que toma mayor fuerza la posibilidad de “que se enferme” y pedir licencia para separarse del cargo de manera definitiva.
Del Mazo carga una cruz muy pesada. Es primo del Presidente Enrique Peña Nieto, cuyo gobierno, cuestionado e inmerso en la corrupción, se va como el mandatario con el más bajo índice de aprobación, lo cual, quedó demostrado en la elección presidencial del 1 de julio pasado, donde el PRI perdió todo.
El Edomex considerado como bastión político del PRI por más de 70 años, hoy está en manos de nuevo partido Morena. Del Mazo se ve débil, arrodillado, doblado de brazos, sin apoyo alguno. Gobernará cinco años con un Congreso de Oposición, donde, de 75 diputados locales, el tricolor sólo tiene 12.
Será un largo infierno soportar un lustro cuestionado, principalmente por su dudoso triunfo electoral y, donde, hoy, como cosas del destino, tendrá a su lado a la maestra Delfina Gómez –a quien “ganó” la elección-, solo que, la oriunda de Texcoco como delegada especial, estará cuidándole las manos al gobernador mexiquense para que no haga mal uso ni trampa de los recursos federales en el próximo gobierno.