NUEVA YORK, EUA.- El jurado que deberá decidir la suerte del capo mexicano Chapo Guzmán comenzó a deliberar este lunes, tras un juicio monumental en Nueva York que duró casi tres meses en el cual el gobierno estadounidense presentó abrumadoras pruebas.
Los 12 jurados debaten a puertas cerradas si Joaquín «Chapo» Guzmán es culpable o no de los 10 cargos y 27 violaciones de los que es acusado, incluido el tráfico de cientos de toneladas de cocaína, heroína, metanfetaminas y marihuana a Estados Unidos a lo largo de 25 años, lavado de dinero y posesión de armas de fuego.
Si es hallado culpable, podría pasar el resto de su vida tras las rejas.
CUATRO PREGUNTAS
Tras menos de dos horas de deliberaciones, el jurado ya tenía cuatro preguntas para el juez Brian Cogan. La primera fue si una «guerra de drogas», como la que el cartel de Sinaloa del Chapo tuvo contra carteles rivales, puede ser considerada como un crimen de narcotráfico, «con específica referencia al delito de uso de armas de fuego».
Tras una discusión entre la defensa y la acusación, el juez decidió responder que solo pueden considerar el cargo de uso de armas si encuentran que el acusado es culpable de alguno de estos otros cuatro delitos: integrar una empresa criminal para traficar drogas; conspiración internacional para distribuir cocaína, heroína, metanfetaminas y marihuana; conspiración para importar cocaína o conspiración para distribuir cocaína.
Y al considerar la culpabilidad del Chapo en estos cuatro delitos, «pueden si quieren considerar pruebas de una guerra de drogas» y cualquier otra prueba que estimen necesaria.
El jurado también quería saber si la efedrina es considerada una metanfetamina (es un componente), pero el juez no respondió y les dijo que estudiaran lo que se ha dicho en el juicio al respecto.
También pidieron una copia del veredicto para cada jurado (concedido) y preguntaron cuándo recibirán las pruebas fotográficas (pronto).
Decenas de periodistas siguen el juicio del jefe narco más famoso del mundo desde la muerte del colombiano Pablo Escobar, y para asegurarse un lugar en la pequeña sala del juez Cogan en la corte federal de Brooklyn, varios pasaron la noche a las puertas del tribunal, envueltos en sacos de dormir y bebiendo café caliente para enfrentar el frío.
Antes de dar al jurado las instrucciones que deben cumplir al deliberar sobre el caso, el juez quiso asegurarse de que no habían leído o escuchado de un «artículo ofensivo o sospechoso» relativo al proceso, difundido el fin de semana.
El juez se refería a un documento de la fiscalía, divulgado tras el final del juicio, que cita a uno de los 14 testigos cooperantes, el exnarcotraficante colombiano Alex Cifuentes, diciendo que el Chapo, de 61 años, drogaba y violaba a adolescentes de apenas 13 años, a las que consideraba sus «vitaminas» para mantenerse joven.
Cifuentes no mencionó nada sobre este tema durante los cuatro días en los que prestó testimonio, y los jurados, que tienen prohibido leer sobre el juicio en los medios o redes sociales, no pueden tener en cuenta esta información para condenarle.
El Chapo, vestido de traje oscuro y corbata, escuchó al juez callado en la sala, atento como desde el primer día del proceso. Su joven esposa Emma Coronel llegó a la corte en la tarde, vistiendo una chaqueta de paño negro tres cuartos, botas de plataforma de gamuza negra y una bufanda mostaza.
«NO TENGO PERRO EN ESTA PELEA»
Tras interrogar a los jurados este lunes, el juez Cogan decidió que el juicio podía continuar como estaba previsto.
«Yo no tengo opinión sobre el veredicto al que deben llegar», les dijo Cogan. «No tengo perro en esta pelea».
En sus alegatos finales, el abogado del Chapo Jeffrey Lichtman pidió al jurado no condenar al acusado en base a «mentiras» de testigos cooperantes que son «basura». También aseguró que todo el proceso es una «farsa», ya que el verdadero jefe del cartel de Sinaloa es su co-fundador Ismael «Mayo» Zambada, que nunca pasó un día en la cárcel.
El gobierno, en tanto, rogó al jurado que no permita que el acusado vuelva a escapar.
«No lo dejen escapar de su responsabilidad (…) ¡Hállenlo culpable de todos los cargos!», pidió la fiscal Andrea Goldbarg.
Durante el juicio, el gobierno presentó a 56 testigos y abrumadoras pruebas de la culpabilidad del acusado, incluidas llamadas telefónicas entre el Chapo y sus socios, que fueron interceptadas, y conversaciones con el capo grabadas por soplones a escondidas.