Por la calidad de sus programas de estudio y la habilitación, tanto de la planta académica como de la infraestructura y el equipamiento de que dispone, entre otros factores, la Licenciatura en Arquitectura impartida en la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) fue reacreditada por la Acreditadora Nacional de Programas de Arquitectura y Disciplinas del Espacio Habitable (ANPADEH).
Mediante la evaluación de más de diez indicadores, el organismo otorgó este reconocimiento, dada la eficacia del programa de estudios, que inició actividades desde la fundación de la referida sede académica y ha acumulado experiencias que la ubican entre las mejores opciones de México en su campo, destacó la maestra Verónica Huerta Velázquez.
La Coordinadora de dicha opción educativa precisó que la División de Ciencias y Artes para el Diseño oferta las licenciaturas en Arquitectura; en Diseño de la Comunicación Gráfica, y en Diseño Industrial, de las cuales las dos primeras obtuvieron la acreditación en procesos de revisión registrados en 2018 y 2019, en ese orden, como corresponde a la política institucional, no sólo en el ámbito nacional sino en el internacional.
Para este proceso la ANPADEH siguió los estándares que marca el Canberra Accord –firmado por siete agencias de validación arquitectónica a nivel mundial– y ahora “esperamos la certificación global” de este plan, cuyo rasgo característico ha sido la evolución constante a partir del desarrollo tecnológico, ya que los alumnos utilizan herramientas relevantes y necesarias como las digitales, manifestó.
Otra particularidad es la preocupación por el medio ambiente, un tema prioritario en las unidades de enseñanza aprendizaje, ya que “pretendemos que el egresado de la UAM resuelva problemas de impacto nacional o de pequeña escala”, e incorpore sus saberes a los procesos de solución en los sitios arquitectónicos.
En el pasado, el programa se conceptualizaba de otra forma porque para el desarrollo de ideas “todo se efectuaba a mano” y aunque no se ha dejado de hacer, mayormente se plasma en plataformas digitales, de tal suerte que el profesional es capaz de hacer renders; medir espacios exteriores e interiores sin construcción; llevar a cabo evaluaciones estructurales, económicas y de infraestructura que puede administrar virtualmente.
El universitario –que posee ahora más instrumentos, lo que impone el reto de integrar muchos saberes en poco tiempo– dispone del apoyo del Posgrado en Diseño –en sus vertientes en Planificación y Conservación de Paisajes y Jardines, y en Estudios Urbanos y Bioclimático– en áreas de concentración ofrecidas en los últimos trimestres, además de que puede adiestrarse en rehabilitación de edificios.
Por su calidad, en 2018 la Licenciatura ocupó los primeros lugares en rankings nacionales que evaluaron la preparación de los alumnos, el plan de estudios, la habilitación de la planta docente, la infraestructura y el equipamiento, por lo que “seguiremos procurando elevar el nivel académico” de esta opción educativa, validada también en 2008 por el Consejo Mexicano para la Acreditación de la Enseñanza de la Arquitectura y en 2013 y 2018 por la ANPADEH, con el aval del Consejo para la Acreditación de la Educación Superior y la Asociación de Instituciones de la Enseñanza de Arquitectura de la República Mexicana.
Este logro “nos plantea una agenda de trabajo intensa para la mejora continua de la Licenciatura”, que para iniciar el proceso requería de un plan de estudios actualizado y equilibrado, “lo cual no es sencillo, porque debió buscarse la igualdad en la preparación teórica, metodológica, proyectual y tecnológica en áreas de conocimiento que distinguen a nuestros jóvenes”; en el caso de la Unidad Azcapotzalco, el programa es interdisciplinar, es decir, “está en la frontera entre el arte y el diseño”.
En esta oportunidad debió definirse la meta en cuanto a las horas de teoría y práctica, de manera que no se dé un porcentaje más alto en una actividad o en la otra, consiguiéndose el equilibrio, lo que ha significado una fortaleza que posibilitó el reconocimiento. La revisión incluyó personal académico; formación de los jóvenes; plan de estudios; evaluación del aprendizaje; servicios de apoyo; equipamiento e infraestructura; vinculación y extensión universitaria; investigación, y gestión administrativa, entre otros, y para 2023 habrá otras más, que incluirán calificaciones a egresados y empleadores.
La Licenciatura en Arquitectura atiende a mil 200 hombres y mujeres; reporta una eficiencia terminal de 30 por ciento, y ha formado a 4,691 profesionales con registros acumulados a 2017; el cuerpo académico comprende un centenar de profesores de tiempo completo, de los cuales la mitad cuenta con grado de doctor y el resto posee maestría o licenciatura; ocho por ciento pertenece al Sistema Nacional de Investigadores, por lo que “debemos trabajar en aumentar la habilitación”, considerada como buena.
El programa dispone de ocho laboratorios, entre ellos de Acústica y de Diseño bioclimático, que cuenta con espacios propios y es un referente en el uso de energía renovable; el de Modelos estructurales apoya todas las materias con relación interdisciplinar; el de Cubiertas ligeras permite la elaboración de prototipos, y el de Hábitat sustentable proporciona los recursos para el aprendizaje de ecotecnologías, bajo la consigna de atender a grupos vulnerables, por lo que se consideran la calidad de vida y la integración de comunidades, entre otros temas.
Sin nombre, pero con una función muy bella, otro laboratorio es empleado como un observatorio de recreación vinculado a la arquitectura deportiva que incluye la calidad de vida, pero desde el juego, el esparcimiento y el ocio; un espacio más –Forma urbana– sirve al análisis de la integración que imponen los proyectos arquitectónicos, mientras que el de Arquitectura del paisaje contiene un scanner capaz de simular la fachada de un edificio que requiera restaurarse, entre otras aplicaciones.