Las estudiantes Daniela Sánchez y Thania Ángeles, de la Licenciatura en Químico Farmacéutico Biotecnólogo de la Universidad del Valle de México Campus Chapultepec, proponen la utilización de hongos filamentosos y levaduras que aíslan del maíz endémico para mejorar el crecimiento de la misma planta, potenciar sus nutrientes ricos en antioxidantes y evitar uso de fertilizantes.
Las investigaciones tituladas Hongo asociados al maíz: diversidad y uso potencial como microorganismos promotores del crecimiento vegetal y Levaduras asociadas a variedades azules y rojas: caracterización de maíz, fueron presentadas en el XIII Congreso Nacional de Biología Molecular y Celular de Hongos.
Daniela Sánchez y Thania Ángeles explicaron que el interés por realizar una investigación sobre el maíz se debe a que es el principal producto en la gastronomía mexicana, y a pesar de que en México existen 64 variedades de maíz, el que se consume en mayor cantidad es el amarillo que viene de Estados Unidos. Nuestro país importa en maíz cuatro veces más de lo que se produce, es decir 16 millones de toneladas al año.
Bajo este panorama, otro de los objetivos de esta investigación es promover el consumo del maíz endémico azul y rojo ya que en México este se consume poco y cada vez su producción es menor.
“Ambas investigaciones buscaron que tanto los hongos como las levaduras le aportaran beneficios al maíz –nosotras no estamos alterando nada- solo estamos potenciando el uso de organismos endófitos (endo: dentro, fito: planta) para que le puedan mejorar características, tanto visibles hablando del tamaño, como de nutrientes, lo más importante es que se logró hacerlo de forma natural, sin químicos”, dijo Daniela Sánchez.
El método empleado por las estudiantes de QFBT, se realizaron estudios en el laboratorio que consistió en aislar y seleccionar 88 tipos de hongos filamentosos y 94 tipos de levaduras provenientes de la raíz, hojas y mazorca del maíz endémico variedad cónica cultivado en el estado de Hidalgo, posteriormente se realizaron pruebas in vitro que apoyaran al crecimiento de las plantas; entre ellas, la del ácido indolacético, la cual es una fitohormona que ayuda al crecimiento de la planta mejorando la elongación de las raíces, lo cual permite una mejora en la superficie de contacto y por lo tanto mejora la receptación de los nutrientes, haciéndola más fuerte, explicaron.
Otra de las pruebas fue la resistencia de la salinidad, con este método se comprobó que tienen resistencia a sobrevivir a diferentes concentraciones de sales, pudiendo más adelante considerar utilizar estos organismos en ambientes con ligera salinidad, donde el hongo podría apoyar al crecimiento de su hospedero.
Además, se encontró que estos microorganismos no son patógenos, es decir no dañan a la planta. El siguiente objetivo fue evaluar si ayudan a potenciar sus nutrientes, por ejemplo, incrementando su valor en antocianinas, lo que hace al maíz rico en antioxidantes.
En cuanto a las pruebas enzimáticas, se pudo observar que los hongos evaluados tienen poca o nula actividad de amilasas lo cual significa que los organismos podrían no dañar a la planta. “Cuando un microorganismo quiere infectar una planta, lo que hace es degradar el almidón, el cual es un carbohidrato presente en gran porcentaje dentro de las plantas. Si nosotros encontrábamos una prueba de amilasa positiva, eso significaba que nuestro hongo podía ser un posible patógeno que estaba en la planta”, dijo Daniela Sánchez. (Alejandro Zárate).