La mortalidad por
cáncer de ovario es del 60%, comparado con el 50% para cáncer cervicouterino y
el 30% para cáncer de mama. El cáncer de ovario es una enfermedad considerada
menos prevalente con relación al cáncer de mama y cérvix, sin embargo, se
asocia a mayor letalidad, de acuerdo con Globocan 2018.
México forma parte de la segunda región con mayor frecuencia de cáncer de
ovario epitelial en el mundo – junto con los países, Rusia, Australia, Uruguay
y Bolivia-. La primera región está formada por Estados Unidos, Canadá y la
Unión Europea.
En el país, en 2018 fallecieron 2,765 mujeres con cáncer de ovario y se
registraron 4,759 nuevos casos. La prevalencia es de 7.24 por cada 100,000
mujeres que se traduce en 13 diagnósticos al día y 8 muertes diarias. (Globocan
2018).
“El cáncer de ovario es un problema de salud pública en México y en el mundo,
ya que le resta tres décadas de vida a la mujer; por ello, es importante
aumentar la información sobre este cáncer con el fin de detectarlo en etapas
más tempranas y curar a más pacientes que han sido diagnosticadas”, comentó la
Dra. Dolores Gallardo, responsable del Programa de Cáncer de Ovario del
Instituto Nacional de Cancerología (INCan).
Recordemos que el cáncer de ovario epitelial es una enfermedad que nace en la
superficie de los ovarios (glándulas sexuales que se encuentran en la región de
la pelvis), y migra tempranamente a la superficie intestinal (cavidad
abdominal).
Los síntomas del cáncer de ovario suelen confundirse con problemas del tipo de
la colitis, que consisten en molestias digestivas como la distensión y dolor
abdominal leve a moderado y saciedad temprana, además suele haber cuadros de
estreñimiento alternados con diarrea. Dolor pélvico, lumbar y sangrado vaginal,
así como aumento de la frecuencia y urgencia urinarias.[1]
Si estos síntomas se presentan 12 veces o más al mes, debe realizarse un
ultrasonido transvaginal y practicarse cada 6 meses, por lo que la mujer debe
exigir este estudio y se puede complementar con la determinación del antígeno
CA125 en casos específicos.
La mayoría (61%) de las mujeres afectadas con este padecimiento se encuentran
en edad laboralmente productiva y tienen entre 41 y 60 años.
Otros factores de riesgo de desarrollar cáncer de ovario epitelial son
endometriosis, terapias de reemplazo hormonal y para la fertilidad, las cuales
incrementan el riesgo de 2 a 4 veces más que en otras mujeres sin estos
factores.
Las mujeres con familia en primera línea con cáncer de mama u ovario pueden ser
portadoras de una mutación en los genes BRCA 1/2, los cuales aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de
ovario. En estos casos se debe iniciar el estudio de tamizaje desde los 35
años.
La paciente con cáncer de ovario epitelial tiene el derecho de conocer todo
sobre su enfermedad, y desde el diagnóstico saber si es portadora de la
mutación BRCA 1/2. La
búsqueda de este gen también determina parte del pronóstico, define si se
pueden ofrecer terapias génicas y ayuda a conocer el riesgo que tienen otras
mujeres de su familia.
De igual forma, si es portadora de la mutación BRCA 1/2 y tiene paridad
satisfecha puede considerar someterse a una cirugía preventiva, que implica el
retiro de los ovarios y las trompas de Falopio.
Los médicos que atienden inicialmente a las mujeres con cáncer de ovario son el
médico general en un 35% y el ginecólogo en un 45%. Estas áreas de la medicina
requieren de una mayor capacitación sobre esta enfermedad, ya que el 70% de las
pacientes se diagnostican con etapas IIIC y IV, que significa aquella
enfermedad que se ha diseminado extensamente a la cavidad abdominal.