Por Luis Miguel López Alanís
|Sin tratar de glorificar a nadie, ni dar la razón a ninguno antes de ver lo que dicen los hechos, presento esta sucesión de acontecimientos para enmarcar y ubicar la visita de AMLO a una parte de los dirigentes yaquis, el pasado 6 de agosto en el pueblo de Vícam, Sonora. El acontecimiento fue del dominio público y ampliamente difundido. No obstante, agradeceré cualquier aclaración sobre los datos que proporciono, a la cuenta que anexo al final.
Antecedentes. Agua para minas vs agua para humanos
En Sonora hay 202 concesiones mineras para extraer agua del subsuelo, de las cuales 116 las posee el Grupo México. Esta empresa acapara 80 por ciento del total del agua de Sonora. Unos 107 millones de metros cúbicos se extraían anualmente del subsuelo para las minas en 2015. Las cifras son muy preocupantes porque muy pocas empresas tienen concesiones para extraer recursos de tantos millones de metros cúbicos de agua anuales. Estos datos nada más son del permiso que les otorga la Conagua, pero en la realidad no sabemos qué tanto están extrayendo: hay un velo de secrecía que protege los datos de lo que verdaderamente extraen las compañías mineras, todos los estudiosos del caso así lo corroboran, y en los últimos cinco años debe ser monstruosa la cantidad extraída. Los deshechos mineros arrojados, entre otros al río Sonora, que alimenta a Hermosillo, hicieron el agua cada vez menos apta para consumo humano y agricultura. Y a partir de los años 1990 Hermosillo dejó de depender casi por completo de la presa Abelardo L. Rodríguez, recipiente de las aguas del río Sonora y fue sustituyéndola por la proveniente de pozos profundos. Pero, a la par del auge minero, entre 2000 y 2005 cayó 30% la capacidad de los pozos de agua de Hermosillo y siguió decreciendo de allí en adelante; hay una relación inversamente proporcional entre esta disminución y la extracción minera de crecimiento brutal río arriba, porque las aguas subterráneas también fluyen por gravedad: bajan por la orografía. Una historia similar sucede con el acuífero de la costa de Hermosillo, de intensa explotación agrícola que extrae 430 millones de litros anuales, de la que el doctor Garatuza Payán, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, señala el irracional desperdicio y sobreexplotación, pues sólo se recarga anualmente con alrededor de 250 millones de metros cúbicos por año y cada vez hay que profundizar más los pozos porque se está acabando. La carencia severa en Hermosillo estaba por venir. Entre las causas, ponga usted la sed infinita de ganancia del capital. (no hay comparación entre el tamaño del voraz desperdicio industrial, minero y agrícola de agua y el de la inconsciencia doméstica)
Se imponía la necesidad de llevarle agua a Hermosillo desde lejos (hoy requiere 130 millones de metros cúbicos al año, de los que la presa A.L. Rodríguez sólo aporta 8 y la del Molinito 28). Podía ser desde el mar, pero es muy caro desalar; se optó en 2010 por arrebatarles 75 millones de metros cúbicos de agua al año a los yaquis con un acueducto. ¿Arrebatar? Sí, porque se hizo contra la ley y a la fuerza, eso todo mundo lo sabe, y si sigue leyendo encontrará usted las pruebas. Pero me interesa señalar, amigo lector, que en lo que menos pensó la clase gobernante fue en organizar, desde el sistema de extracción minero ya existente, la dotación de agua a la urbe sonorense, o desde la amplia región de su Costa. ¿Un sueño?, ¿algo imposible? No. De eso y más es capaz el hombre: cualquier gasoducto u oleoducto lo prueban. ¿Entonces? No se quiso tocar al rapaz capitalismo minero o al agrícola. Se les perdona todo, como se le perdonó a los ricos dueños del Grupo México la contaminación que provocaron al Río Sonora en 2014, cuando vertieron 40 millones de litros de tóxicos al río que alimentaba a Hermosillo y a muchas comunidades y campos de sembradíos. Quedaron impunes y la ley los favorece. ¡Pero era obvio que los yaquis iban a protestar, que cerrarían carreteras!, entre otras cosas. “Pues que lo hagan, ¿y? Tendrán todo en su contra, serán acusados de borrachos, drogadictos y huevones, de raterías y todo lo que le quieran agregar, meteremos a la cárcel a unos pocos, atizaremos el odio racial en su contra, cualquier error que cometan lo multiplicaremos por un millón en la prensa… y asunto resuelto”, así pensaron los estrategas del atraco.
Yaquis ganan favor de jueces federales, gobiernos ignoran resoluciones
Grupos yaquis emprendieron una lucha desde el año 2010 contra la construcción del acueducto Independencia, desde la presa El Novillo, construida sobre el cauce del río Yaqui. Ese acueducto fue diseñado fundamentalmente para abastecer la producción capitalista de la ciudad de Hermosillo, para garantizar a las empresas asentadas en ella la dotación suficiente de líquido para la producción y circulación de mercancías. Se podrá decir que es para que la población beneficie, pero no nos engañemos, amigos, y lo compruebo con los miles de personas humildes y pobres que carecen de agua en Hermosillo y que han padecido esa carencia durante años y décadas y a los que el dichoso acueducto no les vino a traer ningún beneficio. El agua se le da a cuentagotas a la clase obrera sólo para que siga viviendo lo suficiente para no caerse de sed y rendir en el trabajo: según las cuestionadas cifras del Coneval, en 2010 había en Hermosillo 24 mil personas sin acceso a agua potable y en 2020 quedan 14 mil sin ella. Si fuera cierto lo que dice Coneval (¡!) un promedio de mil humildes por año resolvieron su carencia de agua. ¡Qué avaro el poderoso! Por lo pronto, los antorchistas trabajamos en decenas de colonias de esta ciudad capital en las que percibimos las carencias y por eso afirmamos con toda claridad lo anterior, basta con visitar la página movimientoantorchista.org.mx en las ventanas que corresponden a Sonora, para obtener los elementos de nuestras constantes denuncias al respecto.
El gobierno estatal de Sonora conducido por Guillermo Padrés Elías, licitó la construcción de la obra sin permisos y sin derechos sobre el agua de El Novillo y el 6 de octubre de 2010 dio a conocer el fallo sobre la empresa ganadora (Exploraciones Mineras del Desierto) y el gobierno federal ¡autorizó la Manifestación de Impacto Ambiental, o sea, le dio el visto bueno al proyecto, a pesar de los amparos ganados por los yaquis y de no reunir los requisitos legales!
Los yaquis ganaron el juicio de amparo 461/2011, contra actos de la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la Semarnat y el delegado en Sonora de la Profepa. Como en el caso anterior, el gobierno estatal ignoró la resolución. En 2012 ni la sentencia ni la recomendación de la CNDH fueron atendidas por la Semarnat ni el gobierno estatal.
La construcción del Acueducto Independencia bien podría servir para un curso para abogados transas en el que los alumnos aprendan cómo no acatar resoluciones legales favorables obtenidas por los grupos opositores al acueducto y la violación sistemática de las mismas por parte del gobierno del estado de Sonora, con la actuación cómplice y negligente del gobierno federal. Ni modos, pero esa es la realidad. Se llegó al extremo de que, en el marco del juicio agrario, un agente del Ministerio Público federal sugirió la ¡inexistencia de los yaquis!, al no contar con “el dictamen antropológico y etnográfico” para acreditar a los integrantes de la comunidad, carecer de “legitimación procesal activa” para concurrir al juicio, y no acreditar “la propiedad territorial que afirman tener y de la cual derive el derecho a las aguas que fluyen del río en cuestión”. Sólo faltó que quisiera abrirles la boca y ver sus dientes. Esto a pesar, repito, de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación dio la razón a los reclamos yaquis.
La acción de apoderarse ilegalmente del agua necesariamente tuvo elementos de agresión no sólo como el de plantear la inexistencia del pueblo agredido, sino toda una década de campañas de odio que han penetrado profundamente en amplios sectores de la población sonorense, a lo que se suman amenazas, intimidaciones, agresiones físicas, desalojos y detenciones de miembros del grupo yaqui, como la aprehensión del secretario y vocero de la tribu Mario Luna, ocurrida en septiembre de 2014. Esta agresión fue tan evidentemente injusta y sin pruebas reales que fue incluso denunciada por Amnistía Internacional (AI), como una detención arbitraria relacionada con el conflicto político de que hablamos. La investigación bibliográfica también le conducirá a usted a encontrar serias denuncias de ambigüedades de las resoluciones de la Corte y del gobierno federal en enero de 2015. Datos muy concretos los encontrará usted en el estudio “La tribu yaqui y la defensa de sus derechos territoriales”, publicado en junio de 2015 por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Se concluye que hay una sistemática violación de la ley por parte de los gobiernos estatal y federal en este conflicto. Mientras todo esto ocurre, el elemento causante del conflicto, el acueducto Independencia, opera sin ningún impedimento, y en la actualidad la extracción llega a 75 millones de metros cúbicos de agua. Entre paréntesis le comento que hay una posible solución para dotar de agua a Hermosillo y dejar de extraerla de la cuenca del Yaqui y la desarrollaré en una siguiente colaboración que, espero, siga usted. A la luz de esta breve cronología y luego de la consulta de lo que platicó AMLO con una parte de los yaquis, queda claro que no tocó estos asuntos fundamentales, sino que se fue por las ramas. Sólo prometió una “revisión” del asunto del agua en un “Plan de Justicia para el Pueblo Yaqui” y convenios para terminar el gasoducto de la empresa Ienova -aunque se tenga que desviar- así como “mejoramiento urbano y reconstrucción de viviendas”, programa que concluirá (por extrañas coincidencias de la vida político electoral) a mediados de junio de 2021. Cualquier semejanza con décadas de planes similares no es mera coincidencia: es la misma clase social actuando pero con camiseta diferente. Justificó el Presidente de la República, como siempre, la inoperatividad de su gobierno, acusando que le dejaron un “elefante reumático” y habló de “exigir la disculpa” a los países extranjeros que conquistaron México. Entretanto, en mi colaboración “La suerte de los Yaquis” demostré el verdadero el plan de agresión de AMLO a los grupos indígenas del país y cómo en concreto llevó a cabo ofensivos recortes a todos los programas pro indígenas para fortalecer sus campañas electorales. AMLO dejó intacta la agresión de 2010, así como el apoderamiento del agua del subsuelo por las mineras o las irracionalidades de los capitalistas agrícolas. No echará para atrás las violaciones al Estado de Derecho que se cometieron contra la tribu yaqui porque él mismo está despedazando ese mismo Estado de Derecho como en muchas ocasiones lo han denunciado los escritores antorchistas. En síntesis, los yaquis se han quedado con palabras, promesas y demagogia barata, nada más. AMLO vino a hacer campaña electoral con ellos; les propongo que acepten lo que les alcance a dar (que con su criminal política económica y su malhadada austeridad no será mucho) y que no le vuelvan a dar su voto a nadie de la 4T. Y si lo dudan, sólo miren a su alrededor el desastre nacional y el desaseo del tratamiento del agua por todas partes.
@LopezAlanisLuisMiguel