Por Erika Hernández Hernández
|Los pueblos indígenas conforman una parte muy grande e importante de nuestro país y sobre nuestro estado San Luis Potosí. De acuerdo con la Encuesta Intercensal 2015 del Inegi, se estima que en la entidad existen 630 mil 604 personas que de acuerdo a su cultura se consideran indígenas; cifra que representa el 23.2 por ciento del total de la población en el Estado. Actualmente deben ser más, y es el sector más olvidado y empobrecido del país.
Sabemos lo difícil que es para una persona de bajos recursos sobrellevar su vida normal pero ahora con esta pandemia, es aún más complicado, ya que, como sabemos, una persona indígena de bajos recursos vive siempre al día, vive con el dinero que ganó hoy, es lo único con lo que cuenta él y su familia.
Da tristeza ver cada rostro en las calles, porque ellos no paran, no pueden detenerse, porque si lo hacen, no tienen quien les dé, pues los hijos pequeños, no saben si no hay, ellos piden de comer con esa inocencia que los caracteriza. A ellos, a las familias indígenas, los vemos en las calles llevando sus productos de venta, sin embargo, no hay venta, no se los compran por miedo a que traigan la enfermedad y puedan contagiarse. Suele ocurrir en tiempos normales la discriminación hacia ellos por su manera de vestir o por el lugar de donde vienen y hasta por el color de piel.
El sufrimiento de mucha gente, indígena, está frente a nuestros ojos, muchos de ellos te dicen -no hay trabajo y no hemos comido nada, tengo hijos y ellos me esperan- La pregunta es: ¿Qué está haciendo el gobierno por ellos? Quisiéramos ver las cosas diferentes donde tuviéramos un gobierno ocupado en resolver los problemas de su país, de su estado, de su municipio, pero no, es más, el mismo presidente de la República mencionó en una ocasión que a los mexicanos no nos hace falta comer mejor, que con frijoles y tortilla con eso bastaba, que no necesitamos más, ya quisiéramos verlo a él, una semana viviendo acá en la zona indígena de la huasteca potosina, en las condiciones en la que nos encontramos, comiendo sus dichosos frijoles y sin quejarse, pero, además, que saliera a trabajar, a buscar comida como los que vivimos en pueblos indígenas, donde no hay tiempo para quedarnos en casa porque igual moriremos de hambre.
Los pueblos indígenas, en el pasado, creyeron en promesas de AMLO, de un cambio para bien, creyeron en una 4ta transformación para el bienestar de los más vulnerables. Sin embargo, esto ya quedó en el pasado, los más pobres ya se dieron cuenta de la politiquería en la que se vieron envueltos y fueron usados por alguien con ambición desmedida en el poder, con un discurso basado en promesas y mentiras.
Como mexicanos no dejaremos que un cubrebocas calle nuestras necesidades, gritemos todos unidos para que esto cambie, para que seamos tomados en cuenta en los momentos más difíciles y no solo en temporada de campaña. No dejemos que nos envuelvan nuevamente en palabras bonitas cuando la situación es insostenible, cada mañana, cada noche, nos enteramos que mueren más y con ello las esperanzas de poder estar nuevamente en un día normal.
Las condiciones críticas que vivimos los pueblos indígenas son de lo más triste, necesitamos ayuda urgente para combatir en conjunto la pobreza que lacera a las familias, sin casa, alimentos, medicinas, ni tierras, y por supuesto en el país la población indígena es la menos empleada.
El pueblo indígena representado por el Movimiento Antorchista en San Luis Potosí, le pedimos a los mandatarios federal, estatal y municipal, que den frente a la situación de los más vulnerables, queremos dejar de ser los más olvidados por los gobernantes, que por nuestra causa, y fuerza de trabajo explotada, los poderosos están comiendo como reyes, mientras que el pueblo, muere de enfermedad.
¡Exigimos justicia, alimentos, y el respaldo de los gobiernos, igualdad! Ese es el murmullo que se escucha en distintos dialectos que los pueblos indígenas gritan, queriendo ser escuchados sin ser juzgados por su raza, color, o dialecto.
Desde esta tribuna, les manifiesto a los indígenas nuestra solidaridad, ¡no están solos!, pues Antorcha los respalda.