Donato Márquez
| La vida de millones de mexicanos se hace cada vez más difícil frente a la crisis económica, política y sanitaria que atraviesa nuestra patria. Las clases trabajadoras del campo y la ciudad, sienten y saben que su situación es más dura que en años anteriores; las familias más pobres sufren de desempleo y no se ve por ningún lado medidas eficaces del gobierno de Andrés Manuel López Obrador que ataque con contundencia la grave desigualdad que priva en el país.
La falsa Cuarta Transformación y la pandemia han caído como una losa sobre las espaldas del pueblo mexicano. La 4T quiso poner una camisa de fuerza a diversos sectores de la población con engaños y manipulación descarada aprovechándose de la indefensión e ignorancia de los más humildes de México. Sin embargo, la cruda realidad siempre termina imponiéndose ante los trabajadores, haciendo que la gente se dé cuenta cómo el único recurso a su alcance es hacer fuerza política con sus hermanos de clase, para aliviar la difícil situación presente en la patria.
Hoy, se encuentran estupefactos los simpatizantes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ante las atrocidades y errores gravísimos que cometen un día sí y otro también los gobiernos morenistas, cuyas erráticas y regresivas decisiones empeoran cada vez más la situación social, la injusticia y la opresión política (ahí están como botones de muestra, el Gobierno de Cuitláhuac en Veracruz y de Miguel Barbosa en Puebla) que aprietan también el nudo en torno al cuello del pueblo.
Los antorchistas de México estamos convencidos sobre la urgencia de desatar el nudo gordiano tejido por los intereses y las complicidades de los diferentes niveles de gobierno, la nación entera debe saber que la injusticia y el abuso no son patrimonio exclusivo de ningún funcionario, partido o corriente política. Que, tratándose de recursos para los pobres, todos están cortados por la misma tijera. Como ejemplo irrefutable, tenemos a la gobernadora de Sonora, la priista Claudia Pavlovich.
En ese estado de la región Noroeste, debido a la contingencia sanitaria, aumentará el número de pobres a 1 millón 70 mil personas. Por otro lado, las cifras de homicidio doloso han aumentado a un promedio de 117 por mes en este año. El asesinato de mujeres es 39.3 por ciento, cifra dos veces superior al porcentaje a nivel nacional. Sonora es terreno de pugnas político-electorales, de luchas por recursos naturales y conflictos por rutas de comercio, situación que agrava la vida de los sonorenses.
Se agrega, además, la precaria inversión de infraestructura en los municipios, colonias populares y pueblos de Sonora, nulo apoyo al sistema educativo, cultural y deportivo, deficiente sistema de salud y comunicación, bajos salarios y poca creación de empleos, etc. En varios puntos de la geografía sonorense, la marginación y pobreza son problemas palpables que son ignoradas por la gobernadora Claudia Pavlovich.
Empujados por la falta de empleos y mejores condiciones en sus municipios y regiones, los antorchistas de Sonora desde hace cinco años ingresaron una serie de peticiones al Gobierno estatal, misma que no ha sido atendida por la mandataria, y por su secretario de Gobierno, Miguel Ernesto Pompa Corella.
A pesar de todos los esfuerzos de diálogo que han realizado los antorchistas sonorenses encabezados por su combativo dirigente estatal, Bernardino Domínguez Cruz, la mandataria Pavlovich no registra o le importa un bledo la pobreza y desigualdad en que se debaten los pobres de Sonora, que levantan su voz a través de la organización popular con más fuerza en la entidad, un síntoma alarmante de la actual política de la Cuarta Transformación de López Obrador, al que la propia titular del ejecutivo mendiga apoyos para los municipios sonorenses con exclamaciones como “lo que caiga es bueno” “una obrita por ahí”, pese a que es un derecho acceder al bienestar y a una vida digna.
Paciencia ha existido. Juzgue usted, estimado lector, ¡cinco años y no hay soluciones de servicios básicos para las comunidades y municipios! La actitud política de la gobernadora y de su secretario de Gobierno, que se suma a la negligencia del Gobierno federal, constituye el cóctel explosivo más eficaz que puede detonar un conflicto social que ya asoma las orejas. Por ello, el Movimiento Antorchista de Sinaloa hace un llamado oportuno y enérgico a Claudia Pavlovich para que aplique una pequeña dosis de justicia social. Así, no tendrá que suplicar por recursos para una “obrita”, sino que tendrá una vanguardia de sonorenses arrojados y decididos tras de sí, respaldando su slogan más reciente #SigamosSonora, apoyando su agenda ante la Federación, de cara a la discusión del presupuesto 2021.
Sin embargo, mientras la sordera oficial y la miopía política se imponga, los antorchistas del Noroeste y del país entero si es necesario, tendrán que convertir el modesto campamento que hoy está a las afueras de su despacho, exponiéndose a múltiples peligros, pero no silenciando su voz, en el epicentro de una denuncia nacional, cuya responsabilidad no podrá ser atribuida a una necedad de los dirigentes antorchistas. Corren vientos electorales y en Sonora aún no es tarde para demostrar que verdaderamente ha cumplido “con la voluntad de gobernar para todos, con todos y por todos”. Atender el plantón de humildes colonos, profesores y estudiantes, es la oportunidad de oro para demostrar que, hasta el final de su mandato, hay una gobernadora a la altura de la confianza de los sonorenses, entre los cuales no se puede excluir a los que militan en el antorchismo. Un #SigamosSonora auténtico exige equidad, diálogo, respeto a la organización popular, soluciones. Señora Gobernadora, usted tiene la palabra.