Los programas sociales fueron deficitarios desde el inicio de la actual administración. Los presupuestos de egresos de la federación de 2018, 2019 y 2020 quitaron recursos a los renglones de educación, campo e infraestructura básica y social para destinarlos a dichos programas
ESTÉNTOR POLÍTICO
Miguel Ángel Casique Olivos
En México habrá más de 70 millones de pobres, según el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social de 2020, del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Este documento también contiene información sobre los programas sociales “prioritarios” del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que se ejecutan mediante transferencias económicas directas para prevenir, mitigar y atender “los riesgos que enfrentan las personas en las distintas etapas del curso de su vida”.
Hace ya un año que la pandemia del Covid-19 llegó al país; el virus sigue cobrando vidas a miles de mexicanos y aterrorizando a la población más vulnerable con la pérdida de empleos, la falta de ingresos para adquirir la canasta básica alimentaria o con la necesidad de dejar el confinamiento para salir a la calle a buscar algunos pesos, porque el gobierno no les quiso brindar ningún apoyo económico emergente, como es el caso de los trabajadores informales. Muchas familias mexicanas están hundidas en este océano de pobreza, frente al que resultan insuficientes los programas de AMLO.
En su informe del martes nueve de febrero, el Coneval destacó que debido a la crisis ocasionada por el Covid-19, entre 8.9 y 9.8 millones de mexicanos han caído en la pobreza, y que la causa principal ha sido la disminución de sus ingresos. Pero a esta crítica situación económica, casi insostenible, se agrega un hecho por demás increíble: no existe ningún plan gubernamental para que la economía nacional repunte.
Desde el inicio de este sexenio, la política social del gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T) nunca ha tenido la intención de combatir realmente la pobreza, ya que la mayoría de sus supuestos programas de bienestar están enfocados a paliar o complementar los gastos de adultos mayores, amas de casa o estudiantes, entre quienes, además, hay cientos o miles de quejas porque no pueden bajar esos recursos ofrecidos por la 4T.
Incluso, el informe de Coneval revela que, en 2020, el Gobierno Federal realizó 53 intervenciones sobre 31 programas presupuestarios y 22 no presupuestarios para “atender” los efectos de la pandemia mediante la entrega directa de dinero, recurso al que apeló la 4T en vez de buscar acciones y programas para atacar de raíz los problemas.
Los programas sociales fueron deficitarios desde el inicio de la actual administración. Los presupuestos de egresos de la federación de 2018, 2019 y 2020 quitaron recursos a los renglones de educación, campo e infraestructura básica y social para destinarlos a dichos programas, pero éstos no cumplieron con su tarea de paliar los problemas de los beneficiarios, por ello, no han logrado contrarrestar los estragos de la pandemia.
Ahora, el Coneval prevé el retroceso de una década en la lucha contra la pobreza. El Secretario Ejecutivo de este organismo, José Nabor Cruz, criticó los programas sociales porque las transferencias monetarias solo sirven “para complementar los ingresos de los hogares”, y porque sus responsables nacionales no se coordinaron para replantear su funcionamiento en el inicio de la crisis actual y tampoco generaron acciones preventivas. Si hubieran actuado de manera correcta, explicó, la política social del gobierno “pudo haber contenido los efectos de la pandemia en la pobreza”.
El investigador y académico Armando Bartra dijo, hace unos días: “hace un año se podía decir que se había recuperado lo que se había perdido en la crisis de los años 2008-2009, pero llegó el Covid-19 y lo echó para atrás”. Por esa razón se regresó a los niveles de hace 10 años, sobre todo en la pobreza generada por los bajos ingresos de las familias.
Gonzalo Hernández, extitular del Coneval y ahora director de la Red de Pobres Multidimensionales, afirmó que la política social de la administración federal no ayudará a evitar que se reviertan los avances en la reducción de pobres, “porque en 2020 nos encontramos con un problema que no había en 2019 ni en 2018; pero el gobierno no hizo programas de apoyo para el problema nuevo y ha estado pensando que los programas previos a la pandemia serán la solución”.
El informe 2020 del Coneval es claro: a los programas sociales de la 4T les faltó integración; no existe un padrón único de beneficiarios; falta un plan rector que defina su modelo de coordinación; los llamados “Siervos de la nación” carecen de capacitación y, sobre todo, sus directivos han sido incapaces de generar acciones para contener los efectos socioeconómicos de la pandemia.
La Comisión Económica para América Latina (Cepal) ubica a México como el cuarto país con mayor porcentaje en el crecimiento de la pobreza y el quinto con más pobres extremos. En 2018 se estimaba que 61 millones de mexicanos vivían con un ingreso inferior a la línea de la pobreza; pero debido al impacto dramático del Covid-19, hoy son 70 millones. El Presidente, la 4T y el Movimiento regeneración Nacional afirman a cada momento que los pobres son su prioridad; pero en la vida cotidiana nunca les han dado la debida importancia. Por el momento, querido lector, es todo.