A más de un año del arribo de la pandemia de Covid-19 a México, uno de los sectores de la población más vulnerable y menos atendido es el de los niños y los jóvenes menores de 18 años, entre quienes hubo algunos que dejaron la escuela para ingresar al campo laboral y la mayoría deberá retornar a las aulas sin ser vacunada.
Por: Fernando Nava
Alejandro tiene seis años y casi cuatro de haber entrado a la escuela; el último le ha resultado más difícil, porque la pandemia provocó el cierre de los planteles educativos a partir de marzo de 2020, por lo que debió interrumpir los últimos meses de aprendizaje en preescolar e interrumpió repentinamente sus clases, dejando de ver a sus compañeros, con quienes había convivido durante casi tres ciclos escolares.
¿Qué es lo que más extrañas de la escuela?
–Jugar con mis amigos y el recreo, responde Alejandro sin dudar.
Poner atención a la maestra es lo más difícil de las clases en línea. Los padres de Álex trabajan de lunes a sábado; no es posible que lo acompañen durante sus clases virtuales de martes y jueves por Google Meet. Para no perderlas, tuvieron que recurrir a una vecina, quien cuida a Alejandro y a su hermana de dos años a cambio de una remuneración económica.
–No es igual a que alguno de nosotros estuviera con él en las clases, pero también tenemos que cubrir los gastos de la casa– coinciden su mamá y papá, de 26 y 27 años, respectivamente.
La negligencia y las limitaciones de todo orden del Gobierno Federal para enfrentar la pandemia han afectado, sobre todo, a los más pobres y a sus hijos, quienes, de por sí, tienen dificultades para continuar su educación en tiempos normales. Ahora, en medio del debate por la reapertura de las escuelas, tal vez nunca regresen a clases más de cinco millones de estudiantes.
Desde el anuncio oficial del cierre de las escuelas “más de 36 millones de estudiantes de educación básica y media superior dejaron de asistir a clases de forma presencial; como consecuencia, se ha registrado una disminución del 10 por ciento de la matrícula escolar; es decir, más de tres millones de niños y jóvenes han abandonado la escuela”,a decir de la organización no gubernamental internacional Save the Children.
La deserción ha afectado particularmente a alumnos de educación básica y media superior. La ONG alerta que “quienes no asisten a la escuela, están expuestos a un mayor riesgo de trabajo, matrimonio infantil y otras formas de abuso; además, es más probable que se vean atrapados en un ciclo de pobreza durante las próximas generaciones.”
Los padres de Alejandro lo confirman, ya que han visto que la escuela virtual atrasó el avance del aprendizaje en Alejandro, quien ya lee, pero tiene dificultades para pronunciar sílabas de tres letras como “pla”, “tri” y “bra”. En habilidades matemáticas “cuenta sin problema hasta 50, pero como aprendió a sumar y restar con ábaco, le es muy difícil usar sus dedos”, lamenta su papá.
-¿Cómo te imaginas tu escuela?
–Grande y con muchos juegos– contesta Álex, quien no conoce la escuela donde está inscrito desde agosto de 2020. Solo sus papás han asistido un par de veces por útiles escolares y a una junta para recibir calificaciones, en las que no le ha ido tan bien, pues comenzó con 9 y 10 en el primer periodo, pero ha ido bajando hasta 8, comenta la madre de Álex.
-Álex, ¿qué es lo que menos te ha gustado de las clases en línea?
-Que casi no jugamos y los exámenes. Confiesa el estudiante de primer grado de primaria.
“Muchas niñas y niños presentan fatiga extrema y enojo por estar conectados a través de computadoras y/o televisores. Quienes no tienen acceso a estos medios, enfrentan estrés e incertidumbre por haberse perdido prácticamente todo un ciclo escolar”, afirma la organización Save the Children.
Desde el inicio del confinamiento en México, casi 800 mil estudiantes de educación básica no se comunican plenamente con sus profesores, quienes han reducido en 30 por ciento las horas dedicadas al estudio, de acuerdo con investigaciones de Susan Parker, académica del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y la Universidad de Maryland.
Además, “entre cinco y 10 por ciento de las y los alumnos no están dedicando tiempo a los estudios. No están haciendo ejercicios, no están viendo los programas, no se están conectando, entonces es muy probable que estos alumnos vayan a abandonar”, advierte la investigadora.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 5.2 millones de estudiantes de entre tres y 29 años de edad no se reinscribieron para el ciclo escolar 2020-2021: 2.3 millones a causa del Covid-19 y 2.9 millones por falta de recursos económicos.
Además de los 33.6 millones de estudiantes en el ciclo 2019-2020, 738 mil 400 no concluyeron el periodo escolar: 98.2 mil de preescolar; 146.1 mil de primaria; 219.2 mil de secundaria y 181.3 mil de educación media, de acuerdo con la Encuesta para la Medición del Impacto Covid-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020. Según el Inegi, 435 mil estudiantes (59 por ciento) no terminaron el ciclo 2019-2020.
“La pandemia de Covid-19 eclipsó la agenda de los niños y las niñas en México, dejando la atención a sus problemas en el olvido”, sostiene Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia en Mexico (Redim), quien explica que la emergencia sanitaria no solo sacó a la infancia de la escuela, sino que ha puesto a trabajar a muchos. “En 2019, había 3.3 millones de niños y niñas trabajando; con la pandemia, podríamos alcanzar 1.7 millones más; es decir, cinco millones de niñas y niños en actividades económicas”.
A este escenario se suma el aumento de menores de 18 años en orfandad a causa del Covid-19, que tan solo en la Ciudad de México (CDMX) son tres mil 100. A pesar de que se desconoce la cifra total en el país, se estima que el 42 por ciento de las más de 200 mil personas fallecidas a causa de la enfermedad eran jefes de familia.
Niños pobres, los más afectados: BM
“A principios de 2020, los países de América Latina y el Caribe (ALC) ya enfrentaban serios desafíos educativos; entre ellos, sus bajos niveles de aprendizaje. Se estima que el 51 por ciento de los niños no podían leer y entender un texto simple a los 10 años”, explica el Banco Mundial (BM) en Los costos y la respuesta ante el impacto de la pandemia de Covid-19 en el sector educativo de ALC.
Este documento señala que en México, el 43 por ciento de los niños de 10 años que realizaron la prueba del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA) en 2018, reportaron Pobreza de Aprendizaje. “Esta crisis de aprendizajes fue aún más aguda para los estudiantes más desfavorecidos, lo que se ve reflejado en resultados de aprendizaje sumamente desiguales”, asegura la organización internacional.
El BM estimó que, en América Latina, solo el 77 por ciento de los estudiantes de 15 años tiene acceso a Internet en sus hogares, “y este reto ha sido aún mayor para los grupos desfavorecidos”. Esta cobertura es significativamente menor entre los estudiantes de bajos ingresos, ya que “solo el 45 por ciento de los estudiantes en el quintil inferior tienen acceso a Internet en sus hogares. Más aun, en algunos países como Perú, México, Panamá y Colombia, apenas 14, 19, 24 y 25 por ciento de los estudiantes del quintil inferior tienen acceso a Internet en sus hogares, respectivamente.”
El BM precisa que “el costo de otorgar acceso a conectividad y otros servicios, como por ejemplo capacitación de docentes, es significativamente más alto en áreas rurales que en áreas urbanas, lo que amplía la brecha de acceso de los estudiantes a la educación a distancia”. En México, el porcentaje de alumnos en zonas rurales con acceso a Internet corresponde a solo el 27 por ciento, de acuerdo con los resultados de PISA 2018.
Como respuesta a las dificultades para garantizar la conectividad de los niños y adolescentes, algunos países latinoamericanos crearon accesos a Internet y dispositivos subsidiados o gratuitos, así como por teléfonos celulares y fijos. Sin embargo, México se encuentra entre el cinco por ciento de países de la región que no ha adoptado ninguna de estas medidas y figura en el nueve por ciento de los Estados que no tomaron ninguna medida en apoyo a los docentes durante la pandemia.
El 20 de marzo de 2021, padres, madres y estudiantes de 10 entidades del país se unieron a una única exigencia: ¡Abre mi escuela!, luego de un año del cierre obligatorio de los planteles educativos por la pandemia.
Las ciudades que participaron en esa exigencia fueron Mérida, Yucatán; León, Guanajuato; Cancún, Quintana Roo; Morelia, Michoacán; San Luis Potosí, Durango, la CDMX, Monterrey, Chihuahua y Querétaro, con la frase “un año” formada con pupitres acomodados en espacios públicos. La iniciativa ciudadana también fue observada en las redes sociales digitales con los hashtags #AbreMiEscuela, #PresencialEsEsencial y #VozDeNiño.
#AbreMiEscuela lanzó además una petición mediante la plataforma digital citizengo.org dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), al Secretario de Salud (SS), Jorge Alcocer Varela; a la Secretaria de Educación Pública (SEP), Delfina Gómez Álvarez y otras instancias públicas como la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). La petición había recabado más de seis mil 200 firmas hasta el cierre de esta edición.
El objetivo del movimiento es que las autoridades revisen las estrategias de regreso a clases en estrecha comunicación con los padres y madres de familia, docentes y sociedad en general, “entendiendo con ello que los alumnos y maestros en las aulas y con todas las medidas preventivas que corresponden, nuestros niños, niñas y adolescentes estarán más seguros y volverán nuevamente al desarrollo integral que tanto necesitan”.
La mayoría de los planteles educativos del país fueron olvidados y abandonados por más de un año. En este contexto, Save the Children hizo un llamado al Estado mexicano para reanudar las clases presenciales lo más pronto posible; pero bajo un esquema de protección integral con el que las escuelas tengan las condiciones sanitarias adecuadas, es decir, con servicios de agua, drenaje, baños, lavabos y productos de higiene básicos.
No hay condiciones para retornar a clases
El hecho de que niñas, niños y adolescentes regresen a la escuela “les podría ayudar a reducir afectaciones a la salud mental por permanecer frente a un encierro prolongado y reducirá las posibilidades de que sigan enfrentando serios retrasos escolares”, aseguró la organización Save the Children.
En ello han coincidido organizaciones estudiantiles en México, sin embargo, también han manifestado su preocupación de regresar a clases, pero a costa de asumir un alto riesgo de contagio masivo; pues los estudiantes no han sido contemplados dentro del Plan Nacional de Vacunación en México, antes de la reactivación de las clases presenciales.
El jueves 22 de abril, un grupo de jóvenes de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR) se manifestó afuera del Palacio Nacional, mientras se realizaba la conferencia de prensa matutina de AMLO, para su vacunación contra el Covid-19 antes del regreso a clases presenciales. Argumentaron que regresar a las aulas sin ser vacunados representaría un gran riesgo, pues podría haber rebrotes de Covid-19 en todo el país.
En un video publicado mediante su cuenta de Facebook, Isaías Chanona Hernández, líder de la FNERRR, demandó a las secretarías de SS y SEP vacunar a los estudiantes antes del regreso a clases. “Pedimos que este sector sea considerado por las autoridades como prioritario en la vacunación contra el Covid-19, ya que el Gobierno Federal nada ha dicho de la fecha para que sean vacunados (…). Ante esta postura, miles de jóvenes pedimos que el regreso a clases presenciales se dé únicamente con la condición de que el sector educativo se encuentre inmunizado con la vacuna anticovid”.
El 20 de abril, la titular de la SEP, Delfina Gómez, anunció el inicio de la jornada de la vacunación contra el Covid-19 para docentes y personal educativo. La jornada comenzó en Chiapas, Coahuila, Nayarit, Veracruz y Tamaulipas. Ese mismo día, el Presidente reconoció, en su mañanera, que a pesar del programa Aprende en Casa, “no hay nada que pueda sustituir la escuela”, por lo que el plan para el regreso a clases avanza con la vacunación de los docentes.
Sin embargo, ni la titular de la SEP ni AMLO mencionaron nada de vacunar a los estudiantes. Isaías Chanona aseguró que “Es preferible que no se vuelva a clases presenciales si la población estudiantil aún no ha sido inmunizada. Es urgente que se acelere la vacunación, el Gobierno Federal debe poner manos a la obra para evitar la agudización de esta crisis que ya estamos viviendo”.
Pero éste no ha sido el único exhorto al Gobierno Federal. Anteriormente, Save the Children había advertido que, para que la reapertura sea efectiva y segura, “es fundamental que el gobierno mexicano realice un incremento en la asignación de recursos públicos destinados a las escuelas. Para lograr un regreso seguro es necesario asignar también recursos para mejorar la infraestructura escolar, construir más aulas, garantizar la ventilación de salones de clases, acceso a servicios de agua y saneamiento, contar con los insumos necesarios para los filtros sanitarios, así como establecer servicios básicos de salud”:
Exhortó al gobierno de AMLO a no escatimar recursos, porque se trata del bienestar de la niñez y estas inversiones son una deuda histórica que el Estado mexicano tiene con los niños y jóvenes. “Es prioritario lograr un regreso seguro a las aulas, para ello es fundamental que el personal docente, administrativo y de limpieza sea vacunado inmediatamente y se les brinde todo el apoyo necesario para garantizar las medidas de protección y sana distancia dentro de los espacios escolares”, estima la ONG.