Abarrotado el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario con más de 1,000 personas, la Casa Nacional del Estudiante “Calmécac” (CNEC) triunfó con la puesta en escena de la obra “Enterrad a los muertos” de Irwin Shaw en el XXII Encuentro Nacional de Teatro del Movimiento Antorchista Nacional.
Los moradores del albergue dieron vida a una de las obras más reconocidas del autor norteamericano en la dramaturgia por sus críticas antibelicistas y las consecuencias de la guerra.
“Enterrad a los muertos” se estrenó por primera vez en 1936. La historia narra cómo cinco soldados que cayeron en combate se niegan a ser sepultados, y de por medio se encuentra el honor, la gloria y el olvido. Familiares de esos soldados son obligados a conversar con ellos para que acepten su destino de quedar bajo tierra, pero ellos exponen los horrores y atrocidades que han vivido. Finalmente unen sus voces para exigir justicia por todas las víctimas que deja un conflicto armado.
Shaw hace una dura crítica contra los países expansionistas de su época que generaron las guerras más viles y sanguinarias de la historia y cómo el miedo censuró a la prensa y cualquiera que quisiera denunciarlo; de la misma manera hace un llamado para salvar a la humanidad de destrucción. Sin embargo, la obra de Shaw no pierde vigencia.
Los jóvenes universitarios de la “Calmécac” brillaron con su talento, su perseverancia y su trabajo en equipo para deleitar por más de 25 minutos a obreros, campesinos, amas de casa y estudiantes en la sala de conciertos “Elisa Carrillo” en Texcoco, Estado de México.
En esta ocasión, cabe resaltar que Castalia Valencia y Tonatiuh Ávalos, en sus papeles de Martha y Webster, lograron transmitir el empeño de su trabajo al entregarse completamente a sus personajes.
A través de colectas económicas y de otras actividades, los estudiantes lograron costear el vestuario, escenografía y transporte ante la falta de apoyo gubernamental que existe en la Ciudad de México, lugar donde se ubica el albergue, para desarrollar este tipo de actividades culturales.
La dirección de la obra corrió a cargo de Xóchitl Quetzal.