Un filme de profundo realismo social sobre el poder, la ambición, la desigualdad, la pobreza, la impunidad, la corrupción y la indiferencia humana, actual reflejo de cualquier nación latinoamericana, es Sin muertos no hay Carnaval.
El desprecio del poder económico y político, sin conflictos morales y éticos, se hace presente sobre los marginados.
La coproducción México-Ecuador-Alemania del realizador ecuatoriano Sebastián Cordero se exhibirá a partir del 8 de junio en la Cineteca Nacional, para después presentarse en divisas salas y foros culturales de país.
El escenario central de la película es la periferia de la ciudad de Guayaquil, urbe donde el drama y la tragedia se desarrollan en una historia donde el tema central es el conflicto de tierras por la invasión de terrenos.
El Monte Sinaí es el espacio de conflicto entre el corrupto líder de los invasores Lisandro Terán, Emilio Baquerizo, el latifundista de la región; Don Gustavo Miranda, acaudalado hombre de negocios y Gustavo hijo, de la que nace una relación de complicidades, impunidades, traiciones, muerte y transacciones económicas.
Para ellos los que menos importan son las familias, la gente humilde y sin recursos económicos, sólo el poder y el dinero.
En ese sentido “se trata de empezar a cuestionarse a cerca de los problemas que tenemos como sociedad en casi todos los países latinoamericanos: problemas de corrupción, problemas de impunidad. En este caso la mayoría de la historia gira alrededor del tema de la tierra y de la importancia que llega a tener la posesión de un terreno físico”.
Cordero precisó que la presentación de la cinta en los países de la región latinoamericana deja la impresión de que “eso pudiera estar sucediendo ahí, y se le siente muy relevante en ese sentido”, sobre todo porque retrata en cada persona involucrada dentro del conflicto, en cada personaje esas situaciones adversas.
Sin muertos no hay Carnaval tiene como elenco principal a Andrés Crespo, coguionista del filme; Víctor Aráuz, Daniel Adum Gilbert, Antonella Valeriano, María Josefina Viteri y a los actores mexicanos Maya Zapata, Erando González y Diego Cataño.