Los
gigantes del Desierto de Sonora, en los límites entre Lukeville, Estados
Unidos y Sonoyta, México, son las primeras víctimas del muro de Donald Trump.
Maquinaria pesada arrasa con los
emblemáticos saguaros para abrir paso a una valla de nueve metros de
altura, que forma una profunda cicatriz entre las reservas ecológicas del Organ
Pipe Cactus National Monument y la Reserva de la Biósfera El Pinacate y Gran
Desierto de Altar.
Ejemplares de una especie endémica y en peligro de extinción, que puede vivir más de 175 años y alcanzar alturas de 16 metros, yacen en la arena aplastados por trascabos, documentó Kevin Dahl, integrante de la Asociación para la Conservación de Parques Nacionales en Arizona (NPCA, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, imágenes difundidas por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EU pretenden demostrar que son trasplantados exitosamente para asegurar su supervivencia.
La obra, que inició el 22 de agosto, avanza conforme a lo planeado, sin que, hasta ahora, los recursos legales interpuestos por organizaciones de la sociedad civil hayan prosperado, reconoció Laiken Jordahl, campañista del Centro para la Diversidad Biológica en Arizona, quien dio a conocer que se instalaron 70 secciones del nuevo muro en la zona.