NUEVA YORK, EUA.- Este fin
de semana sucederá un pequeño milagro tecnológico. O una tortura, según se
mire. El viernes saldrá de Nueva York el vuelo QF7879 de Qantas que aterrizará
en Sidney casi veinte horas después, ya el domingo hora australiana. Será un
vuelo de prueba, con medio centenar de «conejillos de Indias» en su interior.
El vuelo más largo del mundo. Un ejercicio de resistencia.
Qantas Airways Ltd. pretende descubrir en estos
vuelos de prueba dónde están las fronteras físicas y emocionales de las
largas (larguísimas) distancias. En qué condiciones las soporta el cuerpo humano.
Y qué tipo de jet lag sufrimos al subir a un avión un viernes y aterrizar un
domingo, tras pasar varios husos horarios. Médicos del Centro Charles Perkins
de la Universidad de Sidney examinarán los cerebros de los pilotos, el consumo
de alimentos y bebidas, la iluminación, el movimiento físico y el
entretenimiento de los pasajeros convocados a esta experiencia histórica.
La apuesta de Qantas no es una gota de agua en el océano. Los vuelos ultralargos están de moda. De hecho, ocho de los nueve vuelos más largos del mundo empezaron a operar recientemente, en 2016, según los datos publicados recientemente por One Mile at a Time. Y dos de los tres primeros de esa lista se remontan a hace apenas un año.
Curiosamente, el portal de información económica Bloomberg ha puesto el acento en una nueva industria que se dispone a ganar mucho dinero: los productos para sobrellevar esos viajes, desde medicamentos contra la ansiedad hasta unas nuevas gafas que permiten planificar nuestro propio amanecer y atardecer. Según sus creadores, promueven la producción activa de cortisol, que nos da un impulso de energía como si el sol acabara de salir.
Según BIS Healthcare, la demanda de terapias de jet lag está creciendo aproximadamente un 6% cada año y la industria tendrá un valor de 655 millones de euros en 2023.
Entre esas nuevas terapias se citan también nuevas aplicaciones para el móvil, como Timeshifter, «usada por astronautas y atletas de elite para crear sus propios planes personalizados de jet lag y llegar lo mejor posible», según explican en su página web. Indica cuándo buscar o evitar la luz solar, la cafeína o el sueño, según el destino.