Defendió proteccionismo e imperialismo en discurso. “América primero”, parte importante de sus palabras
Con un agresivo discurso populista, cargado de retórica proteccionistas e imperialistas y en el que arremetió contra las élites políticas estadounidenses, Donald Trump se convirtió ayer en el presidente 45º de Estados Unidos.
Ante una multitud que en nada se asemejó a la que asistió a la toma de protesta de Barack Obama en 2009 y mientras se registraban protestas en su contra a 10 calles de distancia, Trump mostró su arrogancia al colocar el eslogan “América primero” en el centro de sus políticas.
“El 20 de enero de 2017 será recordado como el día en que el pueblo se convirtió en el gobernante de esta nación nuevamente. Los hombres y mujeres olvidados de nuestro país ya no serán olvidados. Todo el mundo les está escuchando ahora”, dijo.
Ante expresidentes como George W. Bush y William Clinton, quien asistió a la ceremonia acompañado de su esposa Hillary, la candidata perdedora que aguantó estoicamente el desarrollo del evento, Trump volvió a su tono amenazante.
El ambiente gélido no evitó que el multimillonario Presidente de Estados Unidos, con palabras y frases que no son difíciles de interpretar y que hacen temblar no solo a México sino al mundo, dijera: Ahora estamos mirando sólo hacia el futuro.
“Durante décadas, hemos enriquecido la industria extranjera a expensas de la estadounidense; hemos subsidiado los ejércitos de otros países, permitiendo el triste deterioro del nuestro; hemos defendido las fronteras de otros países mientras nos negábamos a defender las nuestras; y hemos gastado billones de dólares en el extranjero, mientras que nuestra infraestructura ha caído en desuso y decadencia, y hemos hecho ricos a otros países mientras que la riqueza, la fuerza y la confianza de nuestro país ha desaparecido”.
Al respecto subrayó que “traeremos de vuelta nuestros empleos; traeremos de vuelta nuestras fronteras; traeremos de vuelta nuestra riqueza, y traeremos de vuelta nuestros sueños.
Ante una asistencia mayoritariamente blanca, Trump subrayó: “Nuestro pueblo ya no necesitará el bienestar social porque tendrá empleos reconstruyendo nuestro país con manos estadounidenses y trabajadores estadounidenses”. Para el efecto indicó que seguirá dos reglas sencillas: Comprar productos estadounidenses y contratar trabajadores estadounidenses.
Enseguida apuntó: Buscaremos la amistad y la buena voluntad de las naciones del mundo, pero lo haremos con el entendimiento de que es el derecho de todas las naciones anteponer sus propios intereses.
Luego vino la velada amenaza: “A partir de hoy, una nueva visión regirá nuestra tierra.
A partir de este momento, será Estados Unidos primero. Cada decisión sobre comercio, impuestos, inmigración, asuntos exteriores, se hará para beneficiar a los trabajadores estadounidenses y a las familias estadounidenses”.
Y remarcó: “Debemos proteger nuestras fronteras de la devastación provocada por el hecho de que otros países fabriquen nuestros productos, se roben nuestras empresas, y destruyan nuestros empleos. La protección conducirá a una gran prosperidad y fuerza. Yo lucharé por ustedes con cada fibra de mi cuerpo y nunca los decepcionaré. Estados Unidos comenzará a ganar de nuevo, como nunca antes”.
En su mensaje, el más breve de los últimos tiempos en cuanto a palabras haya pronunciado un Presidente tras juramentar, Trump enfiló sus baterías a la clase política:
“Los políticos prosperaron – pero los empleos desaparecieron, y las fábricas cerraron. El sistema se protegió a sí mismo, pero no protegió a los ciudadanos de nuestro país. Sus victorias no han sido las victorias de ustedes; sus triunfos no han sido los triunfos de ustedes; y mientras ellos celebraban en la capital de nuestra nación, las familias que luchan en todo nuestro país tenían muy poco que celebrar”.
Todo eso, externó, cambiará a partir de aquí y ahora mismo, porque este momento es el momento de ustedes, les pertenece a ustedes.