- Integrada por 28 obras, entre originales y réplicas, la exposición recrea el gran colorido de la escultura que lució en la antigua Tenochtitlán
Tras más de 25 años de investigaciones, el Museo del Templo Mayor decidió ponerle color a sus piezas más emblemáticas, las cuales podrán ser admiradas a partir de este viernes 19 de mayo en la exposición Nuestra sangre. Nuestro color: La escultura polícroma en Tenochtitlán.
La muestra, que será inaugurada este jueves 18 de mayo y que estará abierta al público hasta el 20 de agosto, está integrada por 28 obras representativas del esplendor artístico mexica, algunas de ellas réplicas en las que se recrea su color original.
Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor y curador de la exposición, señaló que se trata de ofrecer una nueva mirada a los visitantes quienes podrán tener las mismas sensaciones que tuvieron nuestros antepasados, los mexicas, al ver estas piezas en los siglos XV y XVI.
En un recorrido para medios, en el que también estuvo presente la directora del Museo del Templo Mayor, Patricia Ledesma, se destacó que se crearon réplicas tridimensionales en las que se recupera el color original de estas obras, a más de cinco siglos de su creación.
Para que el visitante del siglo XXI tenga esas percepciones del pasado, dijo López Luján, se realizaron intensas investigaciones sobre el cromatismo en las esculturas, el cual se perdió y en muchos casos desapareció por el paso del tiempo, la acción de la naturaleza y la mano del hombre.
El público podrá admirar piezas emblemáticas que se han encontrado en el Templo Mayor, la antigua Tenochtitlán que a la llegada de los españoles y en su máximo esplendor llegó a tener casi 200 mil habitantes.
En Nuestra sangre. Nuestro color: La escultura polícroma en Tenochtitlán, los visitantes podrán observar las réplicas de los monolitos de las diosas Coyolxauhqui, de la Luna y Tlaltecuhtli, de la Tierra, así como dos cabezas monumentales de serpiente.
También se exhibe un Chac Mool a todo color, un guerrero estelar y un cráneo humano, todos con la recreación de su cromatismo original y que son obras maestras del Museo del Templo Mayor que en esta exposición se reúnen por primera vez.
Los especialistas detallaron que si bien en los códices se han identificado una gran cantidad de pigmentos, la paleta pictórica de la escultura y la pintura mural de la civilización mexica era más reducida, pues se limitaba a cinco colores básicos: rojo, blanco, azul, negro y ocre, la mayoría de origen inorgánico.
La muestra también incluye videos explicativos sobre este trabajo de los investigadores para la recuperación del color y finaliza con una sección de objetos de pequeño formato, como vasijas, cetros, cuchillos, relieves y almenas que por ser parte de ofrendas, estuvieron en mejores condiciones de conservar su pigmentación.
López Luján destacó que esta muestra es el tercer evento del Proyecto Templo Mayor consagrado al cromatismo, luego de que el año pasado se presentara en el Palacio de Bellas Artes la exposición El color de los dioses, que recuperó el color de obras del arte griego y romano, las cuales estuvieron en diálogo con piezas de origen mesoamericano y del Coloquio Internacional Color. Tlapalli, sobre el cromatismo en el arte grecorromano y mexica, realizado en el Colegio Nacional.
Nuestra sangre. Nuestro color: La escultura polícroma en Tenochtitlán será inaugurada este jueves 18 de mayo en punto de las 19:00 horas y estará abierta al público a partir de este viernes 19 de mayo y hasta el próximo 20 de agosto en el Museo del Templo Mayor, ubicado en Seminario 8, Centro Histórico.