El Mediterráneo adquiere lentamente las proporciones de residuos de los grandes vertederos del Pacífico
La basura marina ocupa gran parte de la arena del Rincón de Salitrona.
Alrededor de 45.000 objetos se agolpan en cada milla oceánica cuadrada, según los datos medios que ofrece la Unesco, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Son restos de basura marina, oleajes de residuos que no solo proliferan en la superficie, sino que también florecen bajo ella; y que incluso germinan dentro de sus propios habitantes. En los últimos 40 años, la cantidad de basura marina en la capa superficial de los océanos ha aumentado más de un 100%. Hoy se celebra el Día Mundial de los Océanos, pero la visión del panorama global marítimo genera una pregunta: ¿qué hay que celebrar exactamente?
Hoy, la Asociación Ambiente Europeo (AAE) celebró su conferencia Voces por una Mar Sana, coincidiendo con la conmemoración de esta fecha. El director de la AAE, Daniel Rolleri, defendió en su intervención que «el mundo sigue sin encontrar el equilibrio entre la producción de recursos y la conservación del medioambiente». «Arrojamos ocho millones de objetos diarios al océano, que, en conjunto, alcanzan un peso total de siete millones de toneladas de basura anuales», resaltó.
«Pero el impacto no termina en el mar», detalló Rolleri, «sino que empieza a alcanzar ámbitos como la economía, o la salud personal». «El zooplancton, la base de la cadena trófica marítima, se come las microfibras de plástico que expulsamos. Y a su vez, los peces se comen al zooplancton. Uno de cada seis peces comerciales de las costas españolas tiene plástico en su sistema. Y aunque la situación ha mejorado, tanto que ahora la sociedad nos presta atención, este es un fenómeno sumamente complejo», añadió.
«España es el quinto productor de plásticos europeo, y la Unión Europea es el segundo productor de plásticos mundial. Eso implica que nuestro país tiene una posición de responsabilidad», explicó Elvira Jiménez, bióloga marina de Greenpeace. «Pero a nivel nacional, consumimos 50 millones de objetos plásticos en un día (latas, bricks), pero reciclamos 20 millones. Se recicla el 30% de los plásticos de un solo uso, el 50% que se pierde. Y esto son datos que no tienen en cuenta toda la basura que se arroja; solo la que queda registrada», afirmó.
Y, volviendo al Mediterráneo, la situación no mejora. «El Mediterráneo es un mar cerrado,» relató Jiménez, «que solo se comunica con el Atlántico por el estrecho de Gibraltar, lo que ralentiza la velocidad de sus corrientes de agua». «Y la densidad urbana de sus ciudades costeras, junto al uso de las rutas marítimas, provoca que la basura que arrojamos se acumule muy rápido», detalló esta experta, «tanto que ya alcanza la densidad por metro de los grandes vertederos de basura marina, como los que existen en el Pacífico».
Rolleri y Jiménez comparten la misma opinión: el foco no debe centrarse en nuevas medidas y métodos de reciclaje, sino en reducir la producción de plásticos no biodegradables, o en no utilizarlos.»Se trata de disminuir el uso de los plásticos, no de centrarnos en reciclar. El reciclaje no va a salvarnos de nuestros propios errores», concluye Jiménez. Rolleri, por su parte, finaliza con un mensaje positivo: «Los consumidores podemos informarnos y rebelarnos contra este tipo de producción y de consumo a través del cambio a pequeña escala, nos podemos convertir en un agente del cambio».