Por Miguel Ángel Casique Olivos
Si eres de los que tienen una familia de entre 5 y 6 integrantes, pero además de los que toda su familia sobrevive con 100 pesos o menos al día, entérate que no eres el único. En Hidalgo, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), existen 350 mil 700 habitantes que padecen algún tipo de necesidad nutricional y hay miles de personas que “subsisten” con 100 pesos al día, por eso Hidalgo continúa ubicándose en la séptima posición dentro de los estados más pobres del país. Gobiernos priístas vienen, gobiernos priistas van y la situación de miseria y pobreza sigue siendo la misma.
El estado ya ronda casi los 3 millones de habitantes, para ser exactos 2 millones 858 mil 359 según los últimos censos; de éste total, y también de acuerdo a la información más vigente que existe, el 54.3 por ciento (1 millón 622 mil hidalguenses) padece condiciones de pobreza y alrededor del 12.3 por ciento (350 mil habitantes) está sumergido en la pobreza extrema: padecen hambre, no tienen vivienda, se les niega servicios básicos de drenaje, agua potable y pavimentaciones; brilla por su ausencia la atención médica y tampoco se ven por ningún lado políticas efectivas para abatir y atacar la aterradora miseria. Aunado a esto, entre la población existen salarios mensuales muy raquíticos, en la zona rural los pagos de máximo 600 pesos y en la zonas urbanas a duras penas alcanzan 900 pesos, 25 y 30 por día para no morirse de hambre en el mejor de los casos.
En dos años, 2015 y 2016, se incrementó el índice de tendencia laboral de pobreza, pasó a 1.4 por ciento y dio como resultado que los ingresos de cada familia fueran inferiores a lo que cuesta la canasta básica alimentaria; a la par la capacidad de compra se redujo en un 3.5 por ciento, en términos más claros, la canasta básica creció más que los ingresos por familia.
En Hidalgo, la anterior administración priísta terminó con una deuda pública de 6 mil 123 mdp: hubo terrenos para proyectos que no cuajaron, adeudos de varios millones con la Universidad y gastos en obras públicas que no atacaron de fondo la problemática social a pesar de contar con un mapeo “exacto” de la zonas más pobres, uno de esos gastos erogados fueron los 636 mdp destinados a comprar un terreno para luego donarlo a la armadora de autos BMW que instalaría una planta en el estado, que mucho después se instaló en San Luis Potosí pero que ya el gasto se había hecho.
Desde los años 2010, 2013, 2016 y ahora 2017 alrededor de 25 municipios como Tepehuacán de Guerrero, Calnali, Yahualica, Xochiatipa, Huehuetla, San Felipe Orizatlán entre otros, predominando las municipalidades que se ubican en la Sierra y en la Huasteca, son lugares entre los más pobres del estado. Querer remontar la pobreza en Hidalgo debía llevar décadas pero, como no se ha hecho, siguen existiendo miles de localidades con alto grado de rezago: hay miles de casas que sus muros y techos son de láminas, muchas de ellas con pisos de tierra y con una sola “habitación”, no hay servicios básicos como luz y drenaje y en las comunidades más alejadas no existe transporte público y, aunque lo hubiera, sólo hay brechas para ingresar a esos lugares; finalmente, su dieta ordinaria debe resolverse tan sólo con 5 o máximo 10 pesos al día.
Desde la llegada de Omar Fayad Meneses como gobernador, un político zempoalense, que dicho sea de paso Zempoala significa “lugar de veintes” y al parecer a él no le ha caído el veinte de cómo debe gobernar; desde que arribó al gobierno, decíamos querido lector, se fijó como “principales” retos enfrentar la pobreza. A partir del 5 de septiembre de 2016, ahora ya transcurridos 10 meses, sabía que el uso de los recursos y la operación política de sus funcionarios serían la clave para lograr sus propósitos; sin embargo, a la luz de los acontecimientos y teniendo localizados los lugares de pobreza, ya comenzó a tener graves tropiezos gracias a la ineficiencia y falta de oficio de sus funcionarios de menor nivel comenzando por el Subsecretario de Gobierno y el mismo prepotente Secretario, Simón Vargas Aguilar, que no han sido capaces de ser interlocutores con las organizaciones sociales y menos para resolver las demandas y peticiones de sus gobernados, como sucede con el Movimiento Antorchista de Hidalgo que a pesar de haber solicitado en 10 ocasiones audiencia para reunirse con el gobernador, no lo han hecho, tampoco les ha caído el veinte y quieren continuar con su política de oídos sordos y de cero solución a las necesidades de familias organizadas en el antorchismo.
Ayer jueves 22 de junio Antorcha realizó su primer marcha de este año con 10 mil personas, todo parece indicar que es la primera pero no la última ya que esto no depende de la gente que milita en el antorchismo y mucho menos de los líderes, sino de la sensibilidad del gobierno para atender a sus gobernados; ¿qué pide y solicita el antorchismo?, que se ejecuten obras de infraestructura educativa, de salud, deportivas, de servicios básicos y de vivienda; es decir, todas para mitigar la miserable y deplorable situación que atraviesan miles de familias. Atender esas peticiones de la entidad sería llevar progreso y desarrollo a las comunidades y colonias populares, ¿no era eso señor gobernador lo que planteó usted al tomar las riendas del gobierno del estado?
El Movimiento Antorchista ya no solo de Hidalgo, sino ahora nacional, está preocupado por el rumbo y cauce que siga la lucha en defensa de los más pobres y desprotegidos en Hidalgo, por tal razón solicitamos al señor gobernador Omar Fayad, dé instrucciones a sus funcionarios y dependencias para que se atiendan las necesidades de miles de hidalguenses; a él, le solicitamos que reciba a nuestra dirigencia estatal y se abra una mesa de diálogo con respuestas reales a las solicitudes ya enumeradas y, por esa vía, atacar la pobreza de un estado que se mantienen en el lugar número siete de los más pobres del país.
A las sombras políticas que están detrás del gobierno hidalguense bien les haría reflexionar, -independientemente de quién haya ganado el Estado de México, Nayarit, Veracruz o Coahuila-, que en estos dos últimos muchas cosas cambiaron y trajo serios problemas al priismo que casi les cuesta dos estados. Antorcha en Hidalgo y a nivel nacional ya no es un niño, es ya un adulto y como tal exige que se le trate y respete, de lo contrario, se levantará como un gigante y denunciará en todo el país que el de Hidalgo es un gobierno ineficaz, que no resuelve, no atiende y que tiene en completo abandono a más de 1 millón y medio de mexicanos. El río humano de 100 mil hidalguenses ya suena y Omar Fayad y sus funcionarios no lo quieren escuchar. Ellos tienen la última palabra.