Por Miguel Ángel Casique Olivos
En algún momento, estando en el trabajo, con la familia o en el transporte todos hemos escuchado términos como LOL, OMG, ASAP, YOLO, BAE, BFF, BTW, Emoji, Fail, Freak, Swag, etcétera (1), pero que al momento de intentar entender su significado nos ha costado trabajo o no supimos que nos quisieron decir; la razón es muy sencilla, son términos que se derivan fundamentalmente de siglas de expresiones en inglés y son parte del lenguaje ordinario de los llamados millennials, como se ha dado en nombrar a la generación a los nacidos entre los años 1982 y 2003, (que hoy tienen entre 14 y 35 años), ellos son los que de ordinario usan este “lenguaje” para comunicarse y lo hacen mayoritaria y fundamentalmente a través de un dominio muy elevado de las tecnologías digitales y las redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram o Snapchat.
El tema no tendría demasiada importancia a no ser por que un estudio de la Universidad de Harvard confirmó una tendencia que hace unos meses había publicado la revista Forbes: para ese grupo de jóvenes el ideal de futuro es ser “rico y famoso” y que para el año 2025, en unos ocho años, más del 70 por ciento de la fuerza laboral del mundo será millennial y ellos “creen que el mundo les debe dos pesos y que no se los ha pagado”; en ese estudio se preguntó a una población muestra, ¿cuál es su meta en la vida?, el 80 por ciento respondió que “ser rico” y ser “famoso”; otra medición permitió descubrir que esto se debe a la presión de las redes sociales; los millennials se comparan con el éxito virtual y eso los hace sentirse siempre insatisfechos. Otro dato para la reflexión es producto de un estudio realizado por la empresa Deloitte de Nueva York, que concluyó que esos sueños de riqueza y fama están totalmente relacionados con su desapego por el trabajo estable y duradero en una misma empresa, además de tener horarios que no sean fijos y así poder decidir qué hacer con su tiempo. Tenemos, así parece a simple vista, una juventud consentida y apapachada, quizá; pero, ¿Por qué los jóvenes de ahora tienen esas metas de vida?, ¿pueden convertirse en realidad?
Ninguno de los estudios citados responde estas interrogantes; algunos analistas del tema se limitan a decir que todo ha sido resultado del avance que trajo al planeta el gran salto de la democracia (sic) y que de la globalización de la economía “nacieron [los millennials] en la prosperidad, con una libertad política, económica y social…”, aseguran también que “El esfuerzo y el trabajo se han subvalorado como motores del crecimiento humano” y que la expansión de la clase media propició que la generación del Milenio tuviera mayor facilidad de contar con equipos tecnológicos, viajar y comprar toda clase de productos materiales, al fin y al cabo sus padres lo podían todo; ahora ellos quieren un trabajo que les guste, viven entre lo viejo que no acaba de morir (como los libros y los periódicos) y lo nuevo que no acaba de nacer. Aquí bien valdrían las preguntas ¿quién o quiénes se están preocupando por la situación laboral de esa generación?, ¿son sus padres o los dueños de las grandes empresas que avizoran un peligro en grandes negocios de México y del mundo?
Tres puntos me interesa abordar: a) El ideal de felicidad de estos jóvenes: “ser rico” y “ser famoso”; b) Su desapego al trabajo y su rechazo a realizar cualquier esfuerzo para el crecimiento individual y comunitario y c) La equivocada concepción de libertad que tiene esta generación.
Primero. En la sociedad actual la riqueza material se concentra cada vez más en unas cuantas manos, aspecto demostrado con informes de organizaciones, como la Oxfam, que analizan la problemática y que han señalado y alertado como riesgo que la brecha entre ricos y pobres es mucho mayor que en todos los tiempos, además han dicho que es evidente una desigualdad que marca a la estabilidad mundial en la que sólo ocho personas concentran la riqueza del mundo, equivalente a la mitad de la población más pobre del planeta. Un mundo y un país como el nuestro, donde la pobreza y pobreza extrema ronda los 100 millones de mexicanos, la creciente desigualdad divide a la sociedad y se incrementa el crimen, la inseguridad, la violencia y la corrupción política y los gobernantes no trabajan en serio para resolver esos problemas. En todo este negro panorama, la población mundial (niños, jóvenes y adultos) vive con miedo y cada vez con menos esperanzas de salir de esos problemas sociales; ¿qué posibilidades hay, entonces, de que una generación de jóvenes como los millennials tenga un futuro de riquezas y fama? Ninguna. El mundo les podrá deber dos pesos, pero si ellos no se los pagan, nadie va a hacerlo. Ser rico y famoso en nuestros días no deja de ser una completa utopía.
Los puntos segundo y tercero, en mi opinión, están íntimamente ligados; se deben a un error de concepción de los jóvenes y sobre todo al domino del sistema político y económico en el que nos tocó vivir, el capitalismo; su “cultura”, la tecnología, y sobre todos los inventos más sofisticados se van suministrando a la población con el objetivo de someterla en cada rincón del planeta a los intereses de la clase dominante. Ese desapego al trabajo y al esfuerzo, la errónea concepción de la libertad que hoy marea a los jóvenes mexicanos y de todo el mundo se debe, lamentablemente, al perfeccionamiento de las distintas vías y mecanismos con los que el capitalismo mantiene a los países débiles o subdesarrollados bajo su control y obedece a la necesidad de manipular y enajenar a la juventud para volverla más dócil y alejada de su verdadera fuerza libertaria y creadora; de ahí la urgente necesidad de entender cómo funcionan esos aparatos de sometimiento del sistema político.
Los jóvenes necesitan entender de una buena vez que el capitalismo es una poderosa fuerza que controla todo lo que se produce en el mundo: ésa es la función de los políticos, de las leyes que premian a los sumisos y castigan a los rebeldes; es una fuerza avasalladora y se manifiesta en una variedad de mecanismos sutiles y ocultos para controlar y manipular la conciencia, la mente y el corazón de la juventud. La burguesía ha creado todo un arsenal de maniobras para esclavizar ideológicamente a la juventud; para que haga suya la idea y la concepción individualista de la vida. A los millennials se le ha hecho creer que la dignidad, la felicidad y la manera correcta de vivir es la independencia absoluta; enarbolando esta falsa bandera libertaria se les induce a pensar que en realidad pueden rebelarse individualmente contra todo poder; tú tienes que ser libre y ésa es tu tarea, no permitas que alguien te mande y ordene, no estés de acuerdo con te gobiernen, tú tienes que pasar la vida haciendo lo que quieras, te convenga, te guste y prefieras sin someterte a ningún poder externo a ti. A la juventud se le imbuye hasta los huesos la convicción de que todo el que le impone reglas de conducta y lo pone a trabajar es su enemigo mortal, pues atenta contra su “libertad” y lo hace esclavo. Esta idea de “libertad total y absoluta” convierte a los jóvenes en individuos que rechazan cualquier disciplina y trabajo; contaminados con esa idea, no podrán obedecer a sus maestros, padres o a sus mayores y, menos aún, trabajar con esmero para formar una sociedad mejor. Así se explica el desapego al trabajo de la generación millennial y su rechazo a crecer como hombres verdaderamente libres, que trabajen por mejorar la sociedad; ellos prefieren viajar y vivir una vida fácil y desordenada; buscan dinero, placer, diversión rápida y rechazan todo esfuerzo y disciplina.
Los millennials son producto de un mundo globalizado y de un capitalismo cuyo esquema de manipulación ideológica y cultural mantiene en la miseria al mundo; creen erróneamente en una libertad condicionada que los aleja, a mil años luz, de la verdadera realización individual y colectiva; no se dan cuenta que ese camino también conduce a la esclavitud de la que tanto dicen huir. Son una generación que el sistema económico y político fue educando, formando y moldeando para sus fines; aunque ahora se escandalice y se diga preocupado por lo que le sucede a la juventud mundial, que amenaza seriamente con negarse a laborar para ellos. Cría cuervos y te sacarán los ojos, reza el viejo refrán. La juventud en general y los millenials han sido y son víctimas de la manipulación cultural e ideológica del capitalismo.
La juventud es una etapa en la que se asimila con mayor profundidad todo lo que nos rodea: la cultura, las bellas artes, la educación de calidad; los jóvenes cuentan con gran vigor para trabajar; pueden hacer deporte y trabajar con ahínco en la construcción de un vida y mundo mejor para ellos y sus familiares y por esa vía convertirse en seres humanos excepcionales, que formen un mundo más justo y equitativo, donde no reine la mezquindad y el individualismo social. Los jóvenes pueden mover montañas, con la condición de que se dejen educar y formar correctamente. La juventud es un gran tesoro que al irse jamás regresa, y los mejores hombres de la historia han aprovechado sus mejores años trabajando sin descanso para legarnos un mejor mundo.
- LOL: siglas de Laughing Out Loud, sirve para expresar “Me muero de risa”. OMG: siglas de Oh My Good, sirve para expresar un estado de asombro o sorpresa. ASAP: siglas de As Soon As Posible, sirve para expresar que lo que se solicita es urgente. YOLO: Significa You Only Live Once, sirve para expresar sólo vives una vez. BAE: Significa Before Anyone Else, sirve para expresar cariño ante cualquier persona. BFF: siglas de Best Friend Forever, sirve para expresar que son mejores amigos para siempre. BTW: Significa By The Way, sirve para expresar un “por cierto” cuando recordamos algo de un tema en conversación. Emoji: Pequeños dibujos que ayudan a reflejar el estado de ánimo. Fail: Fallar, regarla, se usa cuando alguien hace algo sin éxito. Freak: Personas que siguen de manera incondicional algún género que no suele ser muy popular, eres un friki se dice en español y Swag: Palabra para indicar que alguien tiene estilo para vestir.