Atlixco, Puebla.- Personajes de la vida teatral en México se suman al homenaje a Víctor Puebla tras una década de su partida. Exponentes de la talla de Ricardo Pérez Quitt, activo dramaturgo e investigador del teatro mexicano, no olvida sus coincidencias con el Divo de Puebla y sus méritos propios para ser tributado con jornadas teatrales en su amada Ciudad de los Ángeles.
El también dramaturgo poblano, originario de Atlixco, hoy convertido en un referente obligado de la disciplina teatral de México afirma que “Víctor tomó el teatro como lo toma la gente que se compromete de por vida, lo hizo un templo; este tiene aparte de su creador sus reglas”.
Con una larga trayectoria en la crítica e investigación pondera la honestidad con la que Víctor Puebla se entregó al arte de Tespis. “Uno siempre debe de pensar en el teatro, cualquier espacio es un espacio escénico, lo que decía el maestro es que el teatro es el hombre, es teátrico, el hombre, el animal teatro, así tiene que ser. Víctor siempre estaba consagrado con ese compromiso que el teatro será como un sacramento” resalta.
Ricardo Perez Quitt ha sido reconocido con premios nacionales en teatro e historia, particularmente por Auto de fe, una obra reivindicación sobre la conquista en pro de los aztecas como sociedad altamente civilizada e invaluable documento para el rescate del pasado prehispánico, reconoce la altísima calidad profesional con la que Víctor Puebla trabajaba ya como actor o director de teatro.
“Tenía una exigencia, un poco amargo conmigo, porque veníamos de la misma tijera, de que te subes al teatro y en el momento en que estás en el foro dejas de ser un estúpido para convertirte en un gran creador, respétalo. Konstantín Stanislavski decía que ningún idiota ose pisar el escenario, por más talentoso que se crea no sirve una gente con talento si no tiene una disciplina, el teatro es una disciplina”.
Clásicos a la mexicana
Tras una trayectoria en la dirección de cuarenta piezas teatrales, Pérez Quitt recalca por qué Víctor Puebla se ha ganado el título de artista. “Me consta del gran cariño que tenía el maestro Víctor por la bibliografía teatral, por leer, por confrontar lo que leía desde el griego, su gran cariño por los griegos, por los clásicos, por Moliére, Shakespeare, gran respeto que le tuvo a estos grandes autores y también el gran cariño al teatro mexicano. Cuando un hombre tiene estos elementos, estas cualidades formativas es un hombre que ya puede transmitir y enseñar, porque en la actualidad uno puede ser licenciado en teatro, pero no artista. El artista es aquel que deja una huella y que transforma la vida de los seres humanos”.
Resultado de esa visión, presentaron durante una temporada la puesta en escena Moliere a la mexicana; adaptación de Víctor Puebla a la obra original de Moliere llamada Cornudo Imaginario, de gran aceptación entre el público.
Y afirma su coincidencia con Víctor Puebla y Marko Castillo -otro astro del teatro poblano- sobre la trascendencia del arte en escena.
“La gente que ve por primera vez en su vida, ve y escucha una buena obra de teatro cambia su vida, cambia como cámbiamos nosotros frente al espejo, no nos damos cuenta pero nos transforma. El teatro es un gran transformador, es un gran crítico de la sociedad humana, es un gran diagnóstico del estado de salud en el que nos encontramos los seres humanos. Para poder transmitir esto no es como lo estoy diciendo, es mediante la enseñanza y la formación, cualidad que tenía Víctor, el de enseñar los secretos y las mañas del teatro”
Autor del libro Deseos, Obras de teatro 1, 2, 3 y 4; Los rostros negados, Historia del teatro, dramaturgos de Puebla en un acto, destaca que el mayor acierto del Divo de Puebla es regresar el teatro a su carácter popular, sentando las bases de una escuela con identidad propia.
“La consumación de su obra, esa gran estrategia que le nace de su propio ser de formar grupos de teatro en masa, de volver al teatro sencillo de calle, teatro popular, teatro de carpa…en donde el mexicano todavía no ha perdido el sentido del humor ante sus propias desgracias, eso siempre lo tenía Víctor Puebla y sus puestas en escena. No escogía textos facilones, ni los montaba de una manera fácil, siempre tenía él la cualidad de tener un análisis de personaje y a qué tipo de público se la va a presentar”
Con Antorcha Campesina, lo vi feliz
El también autor de Nuevo teatro, Tramoya: cuaderno de teatro y obras de impacto nacional como El canto de cencuate, hoy dimensiona cómo las masivas muestras culturales de Antorcha engancharon a Víctor Puebla y cuestionaron hondamente su disciplina e incluso definieron después su posición estética.
“Y con Antorcha Campesina lo que yo vi, tal vez no mucho no, lo vi muy satisfecho. Como un cúmulo de todo lo que había atesorado de su formación, haciendo, participando en estos grandes festivales de teatro popular. Un día discutimos que estábamos cayendo en un gran error, que hacíamos teatro para la gente de teatro y nos estabamos olvidando que haciamos teatro para la gente, que nunca se va a dedicar al teatro, que para eso se hace el teatro y él retomó esto de Antorcha. Es un teatro que no obligaba al dedícate al teatro, pero mientras estás en el teatro fórmate como ser humano, descubre tu propio talento y fortalece los lazos digamos, por decirlo, metafóricamente, de una sociedad amistosa porque la sociedad de hace muchos años ha perdido su respeto al prójimo”.
El alumno de Emilio Carballido, admite que Víctor Puebla también aporta a la escena teatral mexicana.
“Víctor Puebla deja al teatro este gran movimiento que hizo sacar en un rubro político, sobre todo muy político como es Antorcha Campesina, en donde puede caber el teatro y si cabe el teatro puede caber todo tipo de pensamiento político y que esto es una gran ventaja. Pero también rescata que el teatro tiene una fuerza tal que no la tiene ni siquiera el cuchillo y la metralla para imponer y decir ante una sociedad que el hombre está primero que cualquier circunstancia. Víctor y Marco lo sabían muy bien ¿por qué? Porque eran amantes Bertolt Brecht y esto es la vanguardia de Bertolt Brecht”.
Un Prometeo en el teatro
En 2007, el Director de la Escuela de Arte Teatral del INBA recibió la noticia de la muerte de Víctor Puebla estando en León, Guanajuato, debido a la presentación de uno de sus libros. La muerte no era una actuación en un papel más que asumía Víctor, sino un pasaje que enlutó la vida cultural poblana y hace eco aún en el autor de Noviembre principia con llanto.
“Cuando muere un hombre como Víctor Puebla realmente estamos hablando de una tragedia. No estamos hablando de una estadística de mortalidad, sino estamos hablando de una tragedia porque Víctor Puebla era un héroe trágico que encontró un destino pues como lo marca la misma tragedia, pero que normalmente leer el trágico alcanza una llama de fuego como lo hizo Prometeo, una chispa de fuego para convidarla, o una purga como lo hizo Edipo Rey para que aquello nos alcanzara, la catarsis y reflexionar”.
Hombres de teatro como Ricardo no ven que la tecnología multimedia sentencie de muerte al teatro, menos tras la estela que dejó en esta disciplina su entrañable amigo.
“El teatro no va a morir jamás si hombres como Víctor Puebla, que los hay, pero no muchos, asumen este compromiso que él tuvo sin pensarlo, sin proponérselo, sin el gran ego de los hombre que dicen yo estoy haciendo esto por ego y enseñan el currículo todo los días y, dicen, seguramente no van a trascender, trasciende la obra y la obra tiene que ir acompañada del hombre, pero es la obra la que trasciende”.