Reportera: Adamina Márquez
El nuevo acuerdo azucarero al que llegaron México y Estados Unidos resultó un golpe bajo para los azucareros mexicanos que ahora se ven obligados a disminuir su exportación de azúcar refinada a un 30 por ciento al vecino país del norte. Los únicos beneficiados con la renegociación: los empresarios azucareros de Estados Unido. Lo más sorprendente es que todo pasa bajo la pasividad y complicidad del gobierno mexicano, aseguró el director la División de Ciencias Económico Administrativas de la Universidad Autónoma Chapingo y doctor en economía Abel Pérez Zamorano.
En entrevista, el especialista afirmó que el acuerdo azucarero debe leerse como un preludio de las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); lo más probable es que las exportaciones mexicanas sean nuevamente censuradas y limitadas, como sucedió ya con la exportación de azúcar.
Todo comenzó hace tres años, en 2014, año en el que México logró un record en la exportación de azúcar hacia estados unidos: 175.2 millones de dólares ingresaron a nuestro país por concepto de venta del endulzante. El alza en la comercialización significó un avance para la industria azucarera: desde campesinos cañeros hasta grandes ingenios, cerca de 930 mil trabajadores de esta rama resultaron beneficiados.
Sin embargo, el touchdown mexicano no pareció agradar ni a empresarios ni a gobierno norteamericanos. Ese 2014, el mismo año en que el Tratado de Libre Comercio (TLC) cumplía su 20 aniversario, EE.UU., impuso un nuevo arancel al azúcar mexicano alegando que México cometía dumping, es decir, que vendía el endulzante en Estados Unidos por debajo de su precio en México. El vecino del norte acusó a México de no jugar limpio en el mercado, de subsidiar a través de programas, la producción de azúcar mexicano, lo cual hacía posible que los precios mexicanos fueran más atractivos que los estadounidenses. Así que EE.UU., dictó su primera sanción: un impuesto del 17 por ciento sobre el azúcar proveniente de tierras aztecas.
Desde entonces, las negociaciones entre México y EE.UU., se han desarrollado entre un estira y afloja, pero siempre en detrimento de la producción nacional. El último acuerdo, firmado el 6 de julio pasado por secretario de Economía Ildefonso Guajardo, ordena a México disminuir en un 20 ciento su exportación de azúcar refinada hacia Norteamérica. En comparación con 2014, las exportaciones pasarán de 53 a 30 por ciento en este 2017.
Adamina Márquez Díaz (AMD): Las renegociaciones entre México y Estados Unidos en el tema del azúcar llevan por lo menos tres años. Ahora finalmente ambas naciones llegaron a un acuerdo, sin embargo, el acuerdo no deja sino un amargo sabor de boca.
Abel Pérez Zamorano (APZ): En efecto, lo que hizo el gobierno norteamericano es una forma burda, arbitraria y prepotente de deshacerse de un competidor mediante un abuso de fuerza, mediante la amenaza de imponerle un arancel al azúcar mexicano, un mecanismo de coerción, obligando a México a reducir el porcentaje de azúcar refinado que exporta. ¿Qué pasó con México? Que el gobierno mexicano aceptó una imposición arbitraria, que choca totalmente con la normatividad del TLC y que consiste en reducir el porcentaje de azúcar refinado que exportamos.
Ellos (Estados Unidos) hablaron de ponerle un “arancel complementario” de alrededor de 43 por ciento a nuestro azúcar, castigar a las exportaciones de azúcar, obligarnos a subir el precio para que en Estados Unidos resulte más cara y no la quieran comprar los industriales americanos. Ellos alegan que en México se subsidia al azúcar, que hay un subsidio gubernamental muy fuerte, que estamos vendiendo a precio de dumping, es decir la estamos vendiendo allá por debajo del precio de acá. Amenazan: si México no acepta ajustar la cantidad de azúcar refinado que exporta, entonces le van aplicar un arancel, un impuesto de 40 a 43 por ciento.
Así que este acuerdo es lesivo para la economía mexicana y en concreto para el sector azucarero. Yo lo puedo leer como un preludio de lo que va a ocurrir en la negociación del TLC, es decir, ya es un anuncio de lo que viene, de en qué términos está la relación de México con Estados Unidos: aceptamos que a nuestro país le impongan acciones arbitrarias sin que nosotros como nación protestemos.
AMD: Sin embargo, Doctor, pareciera que se compensara el acuerdo, pues aunque se limita la exportación de azúcar refinado, aumenta la de azúcar morena (sin refinar) al pasar de 47 a 70 por ciento.
APZ: En el proceso de industrialización del azúcar distinguimos básicamente dos etapas: la del azúcar moreno y la del azúcar refinado. El azúcar refinado es el que ya ha sido sometido a un proceso industrial más completo; el moreno es un azúcar más básico, menos procesado. Aparentemente no tendría gran repercusión, estamos hablando sólo de la variación del porcentaje en del tipo de azúcar que vendemos. Pero visto con más cuidado, el fenómeno tiene un efecto tremendo porque a México se le está obligando, como ha ocurrido históricamente, a vender materias primas no procesadas; se le obliga a vender materia bruta; prácticamente se le está impidiendo, restringiendo su capacidad de desarrollo industrial.
El azúcar refinado lleva un proceso adicional de industrialización que no tiene el azúcar morena, esto significa, un proceso de trabajo, un proceso laboral de industrialización, de actividad humana en fábricas, en ingenios, para generar el azúcar refinado; de modo que vender azúcar refinado es vender un producto con mayor valor agregado. Obligar a México a vender azúcar morena es obligarlo a vender casi materia prima en estado bruto.
AMD: ¿Cómo y de qué manera resentirá la economía mexicana el vender azúcar en bruto?
APZ: México es el principal proveedor de azúcar de Estados Unidos; aproximadamente 1.1 millones de toneladas al año es lo que le estamos exportando. Estados Unidos es un gran comprador de azúcar, es el sexto productor mundial de azúcar y, sin embargo, es el tercer importador mundial. México es séptimo productor mundial azucarero y sexto exportador; el 72 por ciento del azúcar que exportamos va precisamente a Estados Unidos.
Reducir esta exportación en 20 por ciento, como se ha estipulado en el acuerdo, implica una pérdida bruta general de 500 millones de dólares anuales según han estimado las diferentes organizaciones azucareras. Esto se debe a que entre una tonelada de azúcar refinado y una tonelada de azúcar morena hay diferencia de 130 dólares por tonelada, así que se nos está imponiendo que vendamos azúcar, pero azúcar barato; mientras que el azúcar refinado, el azúcar más trabajado, lo van a vender ellos al otro lado de la frontera: aquí va la perdida de la economía nacional.
¿De qué manera se va a impactar este proceso sobre la economía mexicana, en concreto en el sector azucarero? De varias formas: la primera de ellas, obviamente, reduce nuestro mercado de azúcar refinado, un mercado que es cada día más importante en Estados Unidos, en donde viene ascendiendo un sector industrial llamado las “melt houses”: fábricas que convierten azúcar granulado en azúcar líquido, azúcar líquido que se usa en la industria alimentaria, en la industria de dulces, panadería, repostería. Es precisamente este mercado el que grandes empresas azucareras norteamericanas están buscando y es ahí es donde les hacía competencia el azúcar mexicano. Contra toda lógica, el gobierno mexicano acepta la imposición.
Segunda: como siempre, se nos reduce a un simple exportador de materia prima barata, un caso paradigmático que todo mexicano medianamente informado conoce. México es un gran productor de petróleo, sin embargo, importamos gasolinas: exportamos petróleo a Estados Unidos, allá se refina, se convierte en gasolina y nos lo regresan con precio multiplicado. Situación similar se da con el cacao: vendemos pasta de cacao y otros países hacen los chocolates finos. Lo mismo nos pasa con el azúcar, es la suerte que han corrido los países pobres: ser proveedores de materia prima barata.
AMD: Una posible salida sería…
APZ: Que el gobierno mexicano aplicara una política espejo: ustedes amenazan con ponerle un arancel complementario al azúcar mexicano, nosotros le ponemos un arancel complementario a la fructosa estadounidense que mandan a nuestro país (unas 903 mil toneladas al año); ustedes nos reducen el azúcar que van a recibir, nosotros reducimos la fructosa que vamos a recibir; es decir, tiene que haber una equivalencia, una reciprocidad en la acción de un gobierno y de otro, esto es lo que debiera hacerse, es una de las acciones elementales que un país soberano debiera implementar para defender a su economía, para defender a sus productores, pero no lo estamos haciendo.
Además, necesitamos desarrollar el mercado interno, el mercado doméstico. Está bien, se nos está cerrando el mercado norteamericano, pero aquí hay muchos mexicanos. Pero para que los mexicanos puedan comprar azúcar se necesita generar empleos y elevar la capacidad de ingreso de la población: que la gente pueda comprar todo lo que necesita, pueda comprar la canasta básica en donde también están contemplados los alimentos endulzados. Esta sería una forma de incrementar el consumo local de azúcar.
Otra acción conveniente sería la de incrementar los acuerdos comerciales con otros países de Latinoamérica, por ejemplo, con China, entre otros. Se ha dicho que volteemos a Latinoamérica, que es una zona comercial de la que nos hemos olvidado, pero con la que podemos incrementar nuestras exportaciones, de azúcar o de cualquier otro producto.
Finalmente, otra medida de carácter político más general, más amplio, más de estrategia, de desarrollo, tendría que pasar necesariamente por una modificación en el modelo económico general que tiene nuestro país, necesitamos un país que tenga el desarrollo industrial propio, no un país maquilador que es el que hoy tenemos.
De cara a la renegociación del TLCAN, a desarrollarse en agosto próximo, el doctor en economía no vislumbra un panorama esperanzador; por el contrario, asegura que el recién acuerdo azucarero entre México y Estados Unidos es apenas una probadita de lo que se avecina para la nación azteca. El golpe sería aún más duro, pues no solo diezmaría un intercambio comercial de 500 millones de dólares, como en el caso del azúcar, sino uno mil veces más grande: 566 mil 482 millones de dólares.
Material complementario
Industria azucarera mexicana
930 mil empleos genera la industria azucarera
En México hay 200 mil productores de caña
15 estados producen caña
57 ingenios azucareros transforman la caña
México produce en promedio 6 mil toneladas de azúcar al año. En 2013 cifra record de 7 millones de toneladas.
En los últimos años se exportaron a Estados Unidos –principal mercado- 700 mil toneladas de azúcar refinado.
En 2016 se cultivó la caña en 800,000 hectáreas. Veracruz concentró 37% de la producción, seguida de San Luis Potosí, con 11%; Jalisco, 11%; Oaxaca, 6%, y Chiapas, con 6 por ciento. (Fuente. El Economista)
En 2013, la industria azucarera representó para México un total de 48 mil 493 millones de pesos. (Fuente. Inegi)