*El canciller Bruno Rodríguez denuncia el endurecimiento del bloqueo económico y la visión supremacista de Donald Trump
El misterioso ataque sónico contra funcionarios de la embajada de Estados Unidos en La Habana llega a las Naciones Unidas. Cuba, aseguró categóricamente su ministro de Exteriores ante el plenario de la Asamblea General, no es la responsable. “Jamás ha perpetrado ni perpetrará acciones de esta naturaleza, ni ha permitido ni permitirá que su territorio sea utilizado por terceros con ese propósito”, reiteró.
El canciller dijo que sería lamentable que Washington tratara de politizar este asunto. El secretario de Estado, Rex Tillerson, indicó días atrás que considera cerrar la delegación diplomática en Cuba por este riesgo para la salud de sus funcionarios. El representante del Gobierno cubano insiste en que su país “cumple con todo rigor y seriedad” sus obligaciones con la Convención de Viena, “sin excepciones”.
La investigación del supuesto ataque acústico sigue en curso, explicó, y está tomando en consideración datos técnicos aportados por EE UU. “Hasta el momento no hay evidencias que confirmen las causas y el origen de las afecciones a la salud que ha sido reportados por los diplomáticos estadounidenses y sus familiares”, aseguró el ministro, que pidió la cooperación efectiva de las autoridades estadounidenses.
El incidente tiene lugar en un momento de tensión creciente. El canciller denunció el “endurecimiento” del bloqueo económico y financiero por parte de la Administración que preside Donald Trump. Dijo en este sentido que solo responde a los intereses de un grupo muy reducido de exiliados cubanos en el sur de Florida. “Cualquier estrategia que pretenda destruir la revolución cubana fracasará”, auguró.
Bruno Rodríguez condenó también que desde EE UU se está acusando a Cuba de violar los derechos humanos. “No vamos a aceptar lecciones de nadie”, afirmó, calificando de “irrespetuosas” las declaraciones que Donald Trump lanzó desde esa misma tribuna el pasado martes. “No tiene autoridad para juzgar a nuestro país”, insistió poniendo como ejemplo los casos de brutalidad policial.
Visión supremacista
El ministro criticó con dureza el mensaje del presidente de EE UU el pasado martes ante la Asamblea General. Le acusó de “tergiversar” la historia”, de “manipular” los conceptos de soberanía y seguridad y de tener un “absurdo desconocimiento” sobre el funcionamiento de las Naciones Unidas. Asímismo, dijo que la construcción de muros es cruel, viola los derechos humanos y no resuelve las causas de la inmigración.
“El patriotismo que se invoca en el discurso de Trump encarga una visión supremacista”, insistió, recordando que el republicano ganó las elecciones sin lograr la mayoría de votos populares. Sí dijo al concluir que Cuba tiene voluntad de continuar negociando asuntos pendientes, para reconducir la relación bilateral con EE UU, que se está deteriorando. “Podemos cooperar y convivir”, apostilló.