El ciclo agrícola en las tierras de temporal del Estado de México está por iniciar este próximo 15 de febrero, sobre todo en las tierras bajas del Valle de Toluca y del Valle de México. Las lluvias que ya están presentes y el próximo arribo de la primavera con los fuertes rayos que calientan la tierra, son la señal inequívoca para todo campesino humilde y experimentado, que vive del cultivo de su parcela, en el sentido de que ya urge barbechar su terreno para que éste absorba el agua de lluvia y, con el calor de los rayos solares, la semilla pueda germinar rápidamente y crecer, con vigor, para desarrollarse y luego obtener el fruto deseado: avena, papa y sobre todo el maíz, que mucha gente pobre utiliza para la venta y el autoconsumo.
Pero para que la siembra esté lista y dé buena cosecha, se necesita inyectarle a la tierra una cierta dosis de fertilizante, ya que las pequeñas parcelas de los campesinos temporaleros, son tierras muy débiles, carentes de nitrógeno suficiente, elemento químico que solo se obtiene a través del fertilizante. Por esa razón, desde hace 9 años, el Movimiento Antorchista ha gestionado y luchado ante el gobierno estatal y ante el gobierno federal para que se dote a los campesinos más humildes de un subsidio al 50% en el costo del fertilizante (y en algunos casos de herbicida), pues la entrega de este importante insumo marca la diferencia entre una buena y una mala cosecha o, lo que es lo mismo, en los campesinos temporaleros, significa la diferencia entre comer o no comer. De ese tamaño es la importancia del fertilizante subsidiado.
Ahora bien, durante los sexenios en que gobernaron el licenciado Enrique Peña Nieto y el doctor Eruviel Ávila Villegas, ambos gobernadores atendieron con sensibilidad y prontitud la justa petición de los campesinos más pobres -quienes forman parte de las etnias mazahua, otomis, matlatzinca y nahuatl-, con parcelas pequeñas que van desde 0.5 hectáreas hasta 10. Sin embargo, el actual gobierno estatal en voz del licenciado Alejandro Ozuna Rivero, secretario general de gobierno, a pesar de que ofreció en diciembre pasado que los apoyos al campo continuarían, hoy simplemente se nos esconde, no nos da la cara por más que lo buscamos en sus oficinas y, sus colaboradores, nos transmitieron el mensaje de que “no hay dinero para el fertilizante”. ¡Y el jueves próximo ya estamos a 15 de febrero!
El Movimiento Antorchista Mexiquense protesta por esta tremenda injusticia y arbitrariedad. Y externamos públicamente nuestra inconformidad, por tres razones fundamentales: primera, porque el actual gobierno estatal no puede alegar que le faltan recursos, ya que la Cámara de Diputados le aprobó un presupuesto de 280 mil millones de pesos para ejercer este año 2018, o sea, 20 mil millones más que en el años 2017; por lo tanto, la cerrazón no es por falta de recursos. Segunda: porque los campesinos afectados viven en los municipios más pobres y extremadamente pobres del Estado de México. Según datos recientes del CONEVAL, nuestra entidad es la más poblada del país, con 16.7 millones de habitantes y, pese a ubicarse en el centro del país, ocupamos el nada digno 16 avo., lugar en materia de pobreza, es decir, la riqueza se distribuye mejor en otros estados como Nayarit, Querétaro, Morelos y otras 13 entidades más de la República. Dicho en números absolutos, hay más de 8 millones de mexicanos pobres (el 50%) y, de éstos, 4.8 millones de hombres y mujeres viven en pobreza alimentaria, o sea, que no se hartan cuando comen y no conocen el sabor de la leche, del huevo ni de la carne. Y de éstos, 1.3 millones viven en pobreza extrema, es decir, no solo carecen de alimento, sino que tampoco tienen atención médica, no van a la escuela y su casa es un miserable cuchitril.
Y en este mar de pobreza que existe en el Estado de México, según el CONEVAL (y no Antorcha), sucede que los municipios más pobres entre los pobres son, precisamente, los del Valle de Toluca: Sultepec, San José del Rincón, Luvianos, Zumpahuacán, Tlatlaya, Tejupilco, Villa de Allende, Temascalcingo, Acambay, Villa Victoria, San Simón, Almoloya de Alquisiras, Ixtlahuaca, Morelos y muchos más. Y en el Valle de México, los campesinos más amolados están en Ecatzingo, Ozumba, Nextlapan, Chalco, Tamamatla, Zumpango… y un largo etcétera. Todos estos municipios están llenos de campesinos temporaleros y suman 80 mil los que abandera Antorcha por el fertilizante.
Tercera razón de nuestra denuncia: apenas el jueves 8 de febrero veíamos y escuchábamos al hoy gobernador del estado, licenciado Alfredo del Mazo Maza decir, con toda razón, que “la peor injusticia es la desigualdad y la pobreza en el Estado de México”. Y a renglón seguido lo observábamos añadir que él luchará por combatir ambos flagelos que azotan a la población mexiquense. Muy bien, muy bien, completamente de acuerdo. Ahora, ¿cómo entender la fragante y diametral contradicción entre la postura pública del señor gobernador y la de Alejandro Ozuna? ¿Cuál es la explicación? Sinceramente no la sabemos ni importa mucho.
Por último, vale la pena subrayar, que Antorcha no dejará abandonados a su suerte a los 80 mil campesinos pobres que representamos y que, por estricta necesidad y no por gusto, nos movilizaremos a la ciudad de Toluca en número de 20 mil el próximo 13 de febrero para informarle y pedirle al señor gobernador que interceda por los más pobres entre los pobres. Y como el tiempo para sembrar está pasando, de no haber una respuesta satisfactoria, realizaremos una caminata por toda las carreteras del Valle de Toluca (del norte, sur, este y oeste) el próximo 22 de febrero, con el apoyo de 50 mil colonos del oriente y del noroeste de la entidad, hasta lograr que se respete lo que durante 9 años hemos logrado, pues si no ocurre así, ¿en dónde quedará aquello de “combatir la injusticia que provoca desigualdad y pobreza”?