Es necesario considerar al municipio como la entidad política y territorial básica, pues ayuda a entender la configuración del Estado mexicano en el siglo XX, así como la importancia de estudiar los procesos locales y encontrar nuevos elementos para pensar la historia y la política del país, expuso la doctora Tatiana Pérez Ramírez, profesora invitada del Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
La doctora en Historia y experta en movimientos sociales reconoció la necesidad de estudiar el fenómeno desde una perspectiva histórica, ya que esa unidad territorial se caracteriza por tener una organización política, un sistema de autoridad con jerarquías, administración propia, regulación de la justicia, ámbitos políticos de deliberación y espacios de reproducción de la vida social.
En el transcurso de los años ese espacio fue la unidad básica de organización en la formación del Estado al tener un papel central en el proceso de construcción, pues en un primer momento de fragmentación e inestabilidad política, éstos fueron esa base que mantuvo la estructura política.
El jefe político estaba en contradicción o conflicto con el gobierno local y se entrometía en el ejercicio gubernamental, por lo que antes y durante la revolución algunos grupos disidentes y no disidentes expusieron el reclamo de la pérdida de autonomía municipal desde fines del siglo XIX.
Previo a la revolución –en 1906– los hermanos Flores Magón hicieron patente este problema; en diciembre de 1914, en el curso del avance de las tropas constitucionalistas, Venustiano Carranza realizó reformas en torno ese espacio territorial mediante un decreto que lo reconocía “independiente y como la base de la libertad política de los pueblos”, concluyó la maestra en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.