El cerebro necesita de las emociones para aprender y a partir de los impulsos externos que reciba será su capacidad para asimilar los conocimientos que adquiera a través de la lectura, afirmó la licenciada Norma Berenice López Mariscal.
En su participación en la Novena Semana de la Cultura Digital, realizada en la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la especialista dijo que el gran potencial de aprendizaje de ese órgano exige la aplicación de lo aprendido mediante habilidades relacionadas con lo emotivo.
“Cuando una persona está en clase o viendo la televisión su cerebro está relajado al grado de que puede llegar al aburrimiento, pero cuando está estudiando o jugando es estimulado y se pone en alerta para dejar entrar nueva información”.
En este sentido la neurociencia es el soporte para que las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) desarrollen estrategias que ayuden y fortalezcan el gusto por la lectura entre niños y jóvenes, advirtió la licenciada en Comunicación Social de esta casa de estudios.
Para que la mente se involucre en el proceso de aprendizaje se debe estimular la producción de neurotransmisores o sustancias que el cerebro produce en circunstancias diversas, la noradrenalina se activa frente a situaciones novedosas, siempre y cuando tengan un marco de referencia, pues de no ser así la acción se desconecta y pasa desapercibida.
Por último, explicó que el uso de las TIC representa una variación social y un cambio en la educación, por lo que la construcción de nuevas tácticas para acercar a los niños y jóvenes a la lectura es responsabilidad de todos: familias, instituciones educativas y gobierno.
La Novena Semana de la Cultura Digital es organizada por la Coordinación de Educación Continua y a Distancia, a través del Proyecto Laboratorio Aula Multimedia de la Unidad Xochimilco de la UAM.