- El libro Ficción y realidad. Los retos de la novela contemporánea fue presentado en la 39 FIL del Palacio de Minería
El verdadero trabajo de un buen escritor de ficción es vender la fantasía de que el mundo es entendible, pero no lo es, por lo que “agradecemos en las novelas esa sensación de haber tenido acceso a un mundo completo, ya sea por medio de la historia de un país, una persona, una saga o de la descripción precisa de todos sus detalles”, señaló el escritor Héctor Aguilar Camín.
“La realidad es opaca y en muchos sentidos impenetrable; la ficción es armónica, transparente y nos vende la ilusión de que vivimos en un mundo comprensible, que tiene un sentido y una explicación por absurdo que sea el relato. Esa transmutación donde lo inventado a fuerza de ser tan comprensible nos facilita creer que hemos entendido a fondo una realidad”, expuso el periodista.
En la presentación del libro Ficción y realidad. Los retos de la novela contemporánea, realizada en la 39 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, el director de la revista Nexos comparó la imaginación novelística con una dama recatada, “tiene que ser mucho más juiciosa en sus aventuras, exageraciones e intenciones”.
Nadie creería la historia de un loco que decidió cambiar a su país produciendo 35 millones de muertos, lo cual es increíble porque eso sólo sucede en la realidad que es el equivalente a una señora totalmente loca.
La profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Raquel Serur Smeke, resaltó el carácter polifónico del libro –coordinado por Álvaro Ruiz Abreu, académico de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)– por contener una multiplicidad de voces de escritores, académicos, investigadores, estudiantes y recién egresados.
El doctor Ruiz Abreu refirió que el volumen contiene funciones dobles: por un lado, Aguilar Camín es incluido como ensayista en uno de los textos, en el mismo se explica lo que significa para él la realidad, la ficción y, además, los embrollos o paradojas de su carrera generados a partir de su propia obra como lo ha sido La guerra de Galio o Morir en el Golfo.
Esto mismo ya se había ejercido en el Nuevo Periodismo, pero también ya lo habían hecho los novelistas ingleses, franceses y rusos del siglo XIX, sobre todo quienes forman parte de la corriente conocida como la novela realista. Ellos siempre obtuvieron su fuente primera, como el caso de Charles Dickens, en hechos de la realidad, cotidianos o brutales, incluso de los mismos periodistas como lo hizo Honoré de Balzac o Dostoyevski.