- El Día Internacional de la Mujer debe propiciar la reflexionar sobre la desigualdad de género
La discriminación y la agresión se traducen siempre en menoscabo de los derechos o las libertades individuales, en tanto que la desigualdad es caldo de cultivo ideal para la violencia contra las mujeres, alertó la doctora Marta Walkyria Torres Falcón, investigadora de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Ese fenómeno –explicó– siempre es causa de daño físico, psicológico o económico y las motivaciones de quien la ejerce son el sometimiento y el control, aunque “la otra cara del poder” y las formas de agredirlas pueden ser desde sexual, obstétrica, comunitaria y aun la trata de blancas y el feminicidio.
La docente del Departamento de Derecho destacó la notoria exclusión y dotación simbólica de inferioridad de ellas respecto de los varones, si se considera que sólo uno por ciento de la propiedad mundial pertenece a mujeres, en tanto que no existe país con paridad de salarios: en México ellas obtienen en promedio 70 pesos por cada 100 que ellos ganan por el mismo trabajo.
En la charla Mujer: discriminación y violencia, la doctora Torres Falcón lamentó que el hostigamiento y el acoso en la calle y en el trabajo se consideren problemas cotidianos que están tan arraigados que resultan habituales para ese segmento de la población.
En 1980 proliferó el reclamo en contra de la violencia sexual y el hostigamiento, un problema que una década después se desplazó hacia el ámbito de lo familiar o el espacio doméstico y en el nuevo siglo los feminicidios y la trata de blancas representan asuntos en crecimiento que exigen atención urgente.
“La violencia, ante todo, nos deja un profundo e intenso dolor”, externó la doctora en Ciencias Sociales quien convocó a actuar ante el desarrollo y la evolución de este flagelo mediante el trabajo consistente con las víctimas, el desarrollo de campañas de prevención, la creación de políticas públicas contra la discriminación y, sobre todo, la comprensión de que “la víctima nunca es culpable”.