- En la capital el recurso se extrae y cuando se ensucia, se tira
Si bien el tema del agua siempre ha sido relevante para la Ciudad de México, ahora cobra especial significación “porque empezamos a vivir un momento crítico respecto de su manejo”, señaló el doctor Óscar Monroy Hermosillo, investigador del Departamento de Biotecnología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
La mayoría de la gente piensa que se trata de un fenómeno derivado de la escasez del vital líquido, pero no es así, “es una crisis de una mala dirección y distribución del agua, pues prácticamente en todo el país se tienen esquemas equivocados, expuso el coordinador del Foro sobre aguaque forma parte de los Foros sobre Problemas Metropolitanos: acciones para su atención, convocados por la Casa abierta al tiempo y que se llevarán a cabo este año.
En la Ciudad de México, con sus diez millones de habitantes y su zona conurbada con 10 millones más, “cualquiera pensaría que tiene que haber caos cuando no necesariamente tiene que ser así”.
El problema es que en la capital se sigue un esquema de explotación e incluso se le ve como un recurso que se tiene que extraer como se hace en la minería y cuando se ensucia, se tira; por lo tanto, desde que esta urbe era muy pequeña se empezó a traer de distintos lugares cada vez más lejanos, primero de Chapultepec, después de Coyoacán, Xochimilco y más tarde de Lerma, y el sistema de pozos se empezó a utilizar cada vez más.
Bajo ese esquema de transportarla de lejos, usarla y tirarla, ésta corre por una red “que se va improvisando” conforme al crecimiento sin planeación que ha caracterizado el desarrollo de la metrópoli. Por lo tanto no podemos hablar de que tengamos un buen sistema de distribución del fluido”.
Lo anterior da como resultado que la mitad del líquido que viene del sistema Lerma-Cutzamala difícilmente atraviesa toda la ciudad para llegar a delegaciones como Iztapalapa.
El investigador señaló que en la red se pierden por fugas alrededor de 12 metros cúbicos por segundo de agua en promedio anual que es “equivalente a la cantidad que se trae del Cutzamala”.
Los procesos de tratamiento del recurso no son caros ni complicados y si la ciudad se está transformando en una urbe de unidades habitacionales, es preciso que en la norma de construcción se establezca la obligación de contar con sistemas para su reciclaje.
Estos métodos valen una décima parte del costo de una planta de tratamiento y se pueden instalar en los sótanos de los edificios y de las unidades habitacionales porque no ocupan mucho espacio.
El académico reconoció la iniciativa del rector general de la UAM, doctor Eduardo Peñalosa Castro, para que la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) convoque a las casas de estudio a abordar el tema del agua a través de los foros sobre problemas metropolitanos.
Quién mejor que la academia para estudiar y pensar en soluciones a los problemas de la ciudad, ese es el mejor trabajo que pueden hacer las universidades, apuntó.