No son pocos los seres humanos que en un momento de su vida han tenido que enfrentar retos muy difíciles, como sortear las consecuencias de un accidente que los deja a merced de las inclementes condiciones de la naturaleza. Más allá de la montaña (2017), del director palestino Hany Abu Assad, es una historia fílmica que aborda, precisamente, uno de esos casos; trata de la relación que establecen dos seres humanos, cuyas vidas disímbolas, convergen como consecuencia del infortunio común que los aqueja cuando ambos se quedan sin la oportunidad de obtener boletos de avión para viajar a la misma ciudad, cada uno por su cuenta. Ella, Álex (Kate Winslet) debe llegar a su destino para casarse con su novio; Él, Ben (Idris Elba) es un neurocirujano que al siguiente día debe operar a un niño de 10 años; ante la risa que ambos tienen por llegar a su destino, deciden viajar –a propuesta de Álex–, contratando los servicios de una avioneta, compartiendo los gastos del viaje y tratando de evitar la adversidad. Pero, la auténtica desdicha llega de todas maneras y de forma más violenta y cruel, dado que el piloto que conducía la avioneta sufre un infarto en pleno vuelo y el aparato se estrella en una montaña llena de nieve, muy lejos de cualquier población, en una orografía accidentada y muy difícil de transitar.
En los primeros días posteriores al accidente deciden permanecer en los restos de la nave, con la esperanza de ser vistos por otros aviones, o de ser rescatados por algunos alpinistas; pero pronto se dan convencen de que, si no se mueven de ese lugar, morirán de inanición. Álex, a pesar de estar lastimada seriamente de una pierna, es quien toma la iniciativa. Ben, decide no objetar esa decisión y emprenden un viaje por aquellos inhóspitos parajes. Abu Assad omite poner el acento –como es muy socorrido por el cine comercial-, de introducir escenas en las que hay muchos riesgos, poniendo escenas que elevarían en el espectador el grado de tensión y, por tanto, con mayores “emociones” (lo cual es normal en el cine norteamericano, dado que entre más “espectaculares” y “emocionantes” sean las secuencias, más público se agolpará en las taquillas de los cines y más dinero recaudarán las películas). El realizador palestino prefiere que su historia contenga emociones más profundas, que muevan al espectador a la reflexión. Por ello la única escena llena de dramatismo ocurre cuando Álex cae en un hoyo que hay sobre un río congelado y Ben hace hasta lo imposible por salvarla. Este salvamento es lo que –no lo dice expresamente la cinta– posiblemente hace nacer el profundo agradecimiento de Álex hacia Ben y ambos seres se acerquen sin importar que Álex sea caucásica y Ben sea negro; al grado de que, cuando por fin encuentran una cabaña abandonada en aquellas gélidas comarcas y se instalan temporalmente ahí, –pues Álex se enferma después de la inmersión en las heladas aguas de aquel río y necesita convalecer–; este acercamiento se consuma con una relación amorosa.
El agradecimiento se puede convertir en amor, en amistad verdadera, en identificación espiritual. Tengo presente en estos momentos la célebre novela del escritor argentino Manuel Puig, El beso de la mujer araña, que es la historia de dos presos: uno –Valentín Arregui– es un luchador izquierdista, el otro –Molina– un homosexual acusado de abusar de un menor. Arregui es envenenado lenta e imperceptiblemente por los que dirigen la prisión, en un atentado –por ser él un preso político– que se disfraza de enfermedad. Cuando la “enfermedad” de Arregui se agudiza, Molina lo atiende, lo limpia incluso, cuando las diarreas no permiten al luchador revolucionario llegar al baño. Al comprender que el apoyo y las atenciones de Molina son invaluables, se llega a relacionar con éste por un sincero y profundo agradecimiento. En el caso de la cinta de Abu Assad, no se manifiesta diáfanamente que el amor entre Álex y Ben sea resultado del agradecimiento, pero la cinta termina con el reencuentro de ambos en términos amorosos, ¿Es también esta cinta un alegato contra el racismo y los supremacistas de la era trumpista?