ESTÉNTOR POLÍTICO
Por: Miguel Ángel Casique Olivos
Como un mero trámite antes de la votación del próximo primero de julio, este martes 12 de junio se realizará el tercer debate entre los cuatro candidatos a la Presidencia de la República, en Mérida, Yucatán. Tras 10 semanas de campaña y estando a dos de la elección se ve muy complicado y muy difícil que alguno de los dos candidatos, Ricardo Anaya o José Antonio Meade, alcance al candidato puntero; para ello, se comenta, tendrían que conquistar alrededor de 1 millón de votos cada 24 horas de aquí al 1° de julio; tendría que suceder, -dicen políticos, analistas, periodistas y encuestadores-, un milagro, algo totalmente imposible; otros tantos dicen que tendría que armarse un mega fraude para evitar que el puntero conquiste la presidencia.
Y aunque esto es más real que lo primero, también está muy lejos de poder ejecutarse, dada la inestabilidad e inconformidad política que vive el país, aunque no precisamente por estas elecciones, sino porque los partidos, representados en los políticos y candidatos en este tiempo electoral, se han encargado de que los ciudadanos estén inconformes y se vuelvan, si no críticos y analíticos, sí atentos para castigar con su voto, a quien no ha podido atender y resolver sus necesidades elementales como vivienda, educación, salud y empleo, además de garantizarle un mínimo de seguridad.
Pero decíamos que el tercer debate ya sólo es un mero trámite y, una vez más, se verán acusaciones, quizá un poco más agresivas entre Ricardo Anaya y José Antonio Meade; pero esto es normal. El segundo debate debió marcar a uno de estos dos candidatos con tendencia clara hacia arriba, pero no fue así. Durante los días posteriores se han hicieron presentes más ataques entre ellos en donde hasta el mismo presidente Enrique Peña Nieto ha sido perjudicado. Una vez más, en el tercer debate no habrá debate, y ya sólo es un mero trámite aunque los candidatos se hayan estado preparando para ello todo este fin de semana.
Donde también comienzan a delinearse claramente los triunfadores es en el corredor del oriente del Estado de México. En Chimalhuacán es clara la ventaja dos a uno en favor del aspirante tricolor. Según una encuesta de la casa encuestadora Parametría, el candidato Jesús Tolentino Román encabeza la preferencia electoral para presidente municipal de Chimalhuacán con 59% de aprobación, seguido por el candidato Dionicio Díaz Guevara con el 24%, mientras Giovani Sandoval pelea el segundo lugar con el 17%.
Ante el estudio realizado por la encuestadora, el resultado arrojado por la opinión de los encuestados avala una abrumadora ventaja del aspirante tricolor que ha sido el artífice de un proceso de transformación social muy amplio que ha convertido a Chimalhuacán en punteros de desarrollo en todos los ámbitos. Lo señalado por Parametría ya es un primer adelanto de la jornada. Si consideramos que Morena en la localidad prácticamente no figura salvo por su aspirante presidencial, esta tendencia es difícil de remontar porque ese municipio los gobiernos del progreso y cambio han cumplido con sus bases y la ciudadanía.
Aún así veamos un poco quién es Dionisio Guevara, para demostrar que de esperanza no tiene ni el polvo. En noviembre de 2017, se dio a conocer que dos de los aspirantes a la coordinación de organización municipal por parte del partido del Movimiento de Renovación Nacional (MORENA), eran calificados como unos verdaderos “chapulines” que van de un partido, solo para obtener el poder y sus beneficios, pero ante la inexistencia como partido cualquiera que levantara la mano tenía un puesto en ese instituto político. Y aunque se presenta como líder de una llamada Organización Democrática “Emiliano Zapata”, nadie ha visto en labores de gestoría en pro del municipio, encabezando demandas o resolviendo problemas con la ciudadanía.
El mayor mérito de Díaz Guevara es haber ganado una diputación local, pero que perdió por no haberse presentado en tiempo y forma a tomar protesta. Existe también el hecho de que el 2009, se alió a las filas del PRI siendo líder de este partido, Ricardo Aguilar Castillo, tras su salida del PRD. Asimismo, Díaz Guevara también fue regidor por dos ocasiones y lo más triste de este aspirante que inició haciendo campaña de proselitismo como precandidato a coordinador municipal utilizando en su propaganda los colores del PRI.
El clímax no político…
Este fin de semana se dieron otros tres ataques violentos en contra de dos candidatos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y uno del Partido Pacto Social (PSI), hechos registrados en tres estados, Coahuila, Quintana Roo y Puebla. El viernes fue asesinado Fernando Purón, candidato a diputado federal del tricolor por el 1er Distrito de Coahuila; el sábado, Rosely Magaña, candidata por el PRI a la segunda regiduría de Isla Mujeres, en Quintana Roo y la madrugada del domingo dispararon contra la casa de Gilberto Ramírez, candidato a la presidencia municipal de San José Acateno, Puebla, por el PSI.
Y es que desde el 8 de septiembre cuando arrancó el proceso electoral, a la fecha, suman ya 112 agresiones, así lo dice el indicador de Violencia Política de la Consultora Etellekt y detalla que el partido que encabeza el número de políticos asesinados es el PRI, con 39; le sigue el PRD, con 18; PAN, con 13; Morena, con 9; y MC y PT, con seis cada uno. De los 112, 28 eran precandidatos y 14 más candidatos registrados a puestos de elección popular; además 127 políticos han sido objeto de amenazas.
Y hablando de asesinatos y amenazas, este domingo, 10 de junio, se cumplieron ocho meses del artero y violento crimen político del alcalde de Huitzilan de Serdán, Puebla, Manuel Hernández Pasión. Han pasado ocho meses sin que la Fiscalía poblana a cargo de Víctor Carrancá y el Gobierno Estatal a cargo de José Antonio Gali Fayad, hayan hecho verdadera justicia para castigar a los autores intelectuales de este asesinato político; y se comenta a voces y en prácticamente todo el estado de Puebla que las investigaciones apuntan como culpables al alcalde de Zacapoaxtla, Guillermo Lobato Toral y a Alonso Aco Cortés.
El pueblo Hutizilteco y el Movimiento Antochista siguen exigiendo que la autoridades políticas y judiciales encargadas de este asunto no le den carpetazo y se castigue a quienes ordenaron el asesinato del alcalde antorchista cuya muerte se debió al éxito que tenía como presidente municipal y líder social de miles de pobladores de la Sierra Norte del estado. Sus mismos paisanos aseguran que su nombre resonaba por toda la sierra y que por eso lo mandaron a matar, para evitar que su ejemplo y trabajo se diera a conocer entre los demás pueblos que siguen sometidos por el cacicazgo político.
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