Entre 2010 y 2015, la labor científica y tecnológica en América Latina y el Caribe creció en forma importante en cuanto a inversión económica y número de personas dedicadas a estas actividades, pero en los últimos años esa tendencia cambió y, por primera vez desde 2000, la región registra una caída en los recursos destinados al sector, lo que marca un punto de inflexión que debe tomarse en cuenta al discutir el futuro del área en la materia.
El maestro Celso Garrido Noguera, Profesor Distinguido de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), formuló la advertencia al presentar un diagnóstico de la situación de la ciencia, la tecnología y la innovación desde 2008, cuando tuvo lugar la II Conferencia Regional de Educación Superior (CRES), cuya tercera edición se celebra ahora en Córdoba, Argentina, a propósito del primer centenario de la Reforma Universitaria de 1918.
El trabajo –dado a conocer por el académico del Departamento de Economía de la Unidad Azcapotzalco en la mesa La educación superior frente a los desafíos de las nuevas tecnologías– resultó de una colaboración entre la UAM, la Red Universidad-Empresa ALCUE. Investigadores asociados y la Red de Indicadores en Ciencia y Tecnología (RICYT), con la intervención de los especialistas Mario Albornoz y Roberto Barrere (RICYT), Verónica Vega (RedUE ALCUE), Berenice Gómez Evangelista y Jorge Bobadilla Martínez (de la Coordinación General de Planeación de la Unidad Azcapotzalco).
La investigación, explicó Garrido Noguera, revisa los indicadores más relevantes y comprueba que en la pasada década hubo avances, en particular en cuanto a participación de las universidades en la producción científica.
En contraste, “los gastos en investigación y desarrollo por parte de los gobiernos, y en innovación por parte de las empresas siguen siendo muy bajos, una situación que refleja escasa coordinación entre los actores del ecosistema regional y, con base en ello, se propone organizar un ecosistema liderado por las instituciones de educación superior para dar un impulso significativo a estas actividades”.
Este análisis del actor universitario en dichos ámbitos muestra que, además del importante papel que cumple en el terreno de la educación superior y la actividad científica, tiene capacidad de operar como agente institucional en la gobernanza de dicho ecosistema, lo que pone a las instituciones ante desafíos y oportunidades extraordinarios.
Sustentada en la experiencia, parte de las propuestas de este trabajo consiste en la creación de espacios de Diálogo Estratégico Permanente “como una herramienta potente para avanzar en sus objetivos”.
Ante estudiantes y académicos de la Universidad Nacional de Córdoba, así como de invitados especiales a la CRES 2018, el docente de la UAM habló de la posibilidad de convocar a una conferencia regional con el fin de acordar una agenda de trabajo para avanzar en la consolidación de las relaciones entre las instituciones de educación superior y los sectores productivos.
Otros puntos a tratar en ese encuentro serían la internacionalización de la enseñanza superior, la movilidad académica, la educación a distancia, la ampliación de la cobertura educativa, el desarrollo de títulos conjuntos a nivel posgrado, el espacio común de educación superior en América Latina y la conformación de una sociedad digital, propuso el maestro Garrido Noguera.