ESTÉNTOR POLÍTICO
Miguel Ángel Casique Olivos
Se ha comentado en distintos foros que Donald Trump en la recta final de su campaña ya no quería ser presidente; aquella noche electoral, el millonario magnate, se «horrorizaba» al ver el recuento mientras Melania, su esposa, lloraba y no precisamente de alegría. Todo esto en una de las revelaciones que aparecen en el libro «Fuego y Furia: dentro de la Casa Blanca de Trump» de Michael Wolff; además, se dice que es un texto donde se retrata a un mandatario con graves limitaciones intelectuales y con dificultades para entender la dimensión de su cargo.
Según el escritor Wolff, en New York Magazine, el hoy presidente del país «más» poderoso del mundo, sólo quería convertirse en el hombre más famoso del planeta para impulsar sus negocios y, aunque algún lector pudiera tener alguna duda en lo que se escribe, se sabe que el autor entrevistó al menos a 200 personas del gabinete de Trump y gente que ha estado muy cerca de él, o sea, que algo de cierto debe existir en ese libro.
A cinco días de le elección en México hay rumores de que con López Obrador se comienza a generar el mismo fenómeno. En la medida que se acerca el “día cero”, ya no quiere ganar. Y es que a la vista de la población están sucediendo cosas que generan la sensación de que algo pasa entre la clase política de México y que algo se trama en estos últimos días de campaña electoral; y esto, al parecer, comenzó hace algunos días, sobre todo a partir de que el tabasqueño presenció un tumbo muy fuerte al no reunir ni siquiera una cuarta parte del estadio «Luis Pirata Fuente», en Boca del Río, y aun quitando el fenómeno del futbol, la cosa no hubiera variado mucho.
Nos comentan que tras ese desequilibrio de Obrador ha venido sucediendo una serie de cosas que difícilmente se podrá explicar en estos días, sino hasta que el desenlace llegue el 1ro de julio por la tarde. Hay sucesos que vistos de cerca y en el entorno electoral, pueden aún influir o ser decisivos, por ejemplo, hubo un llamado del arzobispo de México, Carlos Aguiar, para «invitar» a los católicos a detener a López Obrador y evitar que llegue a la presidencia de México.
Es raro también que Jorge Castañeda, el Coordinador de Campaña de Ricardo Anaya, se haya equivocado al lanzar un sondeo en el que el ganador resultó José Antonio Meade. Y es raro por dos razones: si el no estaba seguro de que su candidato podría ganar ¿por que lanzó el ejercicio?; o, si sabía que iba a ganar Meade, ¿por qué al final desapareció la encuesta de su timeline?
También hay análisis serios de por qué se poca actividad en redes sociales por parte del equipo de Obrador, sobre todo en Twitter, donde incluso se dice tienen 7 robots por cada 10 seguidores; es decir que la percepción que se ha generado con su discurso político no está determinado por individuos, sino por un ejercito de bots que se convirtieron en una herramienta habitual y virtual en estas elecciones; ahora cambiar de discurso, con los mismos bots, ya es imposible.
Desde este lunes se ha visto una baja en la operación virtual, redes sociales, del candidato morenista y se ha presenciado cómo actores, artistas, políticos, la iglesia o periodistas están hablando de que AMLO podría no ganar las elecciones: primero, porque se le ha visto ya en bajo perfil; segundo, porque entre el electorado aún hay incertidumbre sobre lo que pasará con el país tras la posible llegada de un presidente como López Obrador, un político que en sus dos anteriores derrotas ha reaccionado con ira y con prepotencia y ha atacado a las instituciones políticas del país y; tercero, porque él mismo, dada la complejidad y la tarea que se le vendría encima, ya no desearía ser presidente.
Las encuestas que no son votos, más la probabilidad de que gane AMLO seguirán latentes; pero hay quienes asegura que no se debe olvidar que ya en el pasado, en otros países, como sucedió con el presidente Donald Trump, las encuestas marcaban una cosa y la realidad fue otra. Que López Obrador, con un gabinete que no podría controlar pues es el cascajo político de los otros partidos, no quiera ganar la elección no se descarta; tampoco la posibilidad de una derrota está eliminada. Ya sólo es cuestión de esperar unos cuantos días y, al parecer, tanto la clase política mexicana como la clase económica del país ya están pensando seriamente que ésta sería la mejor opción: que AMLO ya no quiera ser presidente o la derrota, aunque ésta tenga que ser por un margen pequeño.
El clímax no político…
Y donde la clase política obsoleta y caduca no entiende es en Ixtapaluca. Nos comentan que ahí, a dos días de que Maricela Serrano Hernández, candidata a la alcaldía de Ixtapaluca por el tricolor realizó un cierre de campaña espectacular al reunir a más de 30 mil ixtapaluquenses, ha recibido amenazas a través de panfletos que han sido tirados en calles del municipio. Pero se sabe que el operador de esa sucia campaña que ahora quiere llevarla a los medios, es el mismísimo delincuente Armando Corona, aquel que se le acusa de ser el autor intelectual del secuestro y posterior asesinato de don Manuel Serrano Vallejo.
Armando Corona está operando con Morena para oponerse al proyecto que encabeza Serrano Hernández; lo preocupante de esto, y aquí el gobernador del Estado Alfredo del Mazo y la misma Procuraduría General de la República (PGR), deben tomar cartas en el asunto pues ellos saben bien quién es Armando Corona y cómo opera, ya que hay denuncias contra él y por lo tanto deben tomar en cuenta que esa misma forma de operar la realizó en el año 2012 cuando fue secuestrado y asesinado don Serrano Vallejo.
Para el camaleón Armando Corona lo mismo le ha dado ser operador para Morena, PRD o para algunos grupos del mismísimo PRI; que como se ve éste último no aprende la lección aún en las últimas horas de la recta final de las campañas electorales. Perdónalos señor, sí saben lo que hacen. Por el momento, querido lector, es todo.