- Presentada como lectura dramatizada en el marco del Dramafest, la pieza fue dirigida por Ana Francis Mor
Natji es un pequeño niño que nació en Argelia y tuvo que emigrar durante los años sesenta a Suiza con su posesiva madre Arlette. En su universo hay muchos recónditos pasajes que nadie, ni él mismo entiende, hasta años después cuando la muerte de su progenitora llega y el debe buscar un árbol de ciprés para esparcir sus cenizas.
Bajo esa premisa la dramaturga suiza Valérie Poirier construye la poderosa trama de Nolavida (Palavie), presentada como lectura dramatizada en el marco de Dramafest. La magistral dirección de Ana Francis Mor logra con unos cuantos elementos que el público no extrañe las escenografías, la producción y todo lo que rodea a un montaje en forma, para transmitir al público la esencia del relato.
Sin fijarse en cuestiones de género, Ana Francis Mor encargó el papel protagónico del niño y el joven argelino Natji a la actriz Muriel Ricard y el de su madre, Arlette, al actor Pedro Kominik, además de diversos personajes que aparecen en el relato, a la multifacética Laura de Ita.
Al final Nolavida se convierte en una historia de dos tiempos unidos por las huellas que dejan el matriarcado y la migración en el alma de un niño que crece para tratar de dejarlas en el pasado.Pero la esencia de ese mismo pasado no lo deja en paz a través de la voz de una madre omnipresente a la que hay que acallar cumpliéndole su último deseo.
El público presente en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico celebró con largos aplausos la excelente combinación de dramaturgia, dirección y actuaciones que hacen de Nolavida (Palavie) una propuesta que muchos quisiera ver montada en forma en un futuro cercano.