- Las urbes están en una paradoja urbana caracterizado por privatización, disolución y fragmentación
El crecimiento y la expansión de las metrópolis está vinculado a un proceso de globalización que promueve la organización jerárquica de las ciudades de acuerdo a sus relaciones mundiales socio-económicas, generando fenómenos de polarización social y fragmentación socio-espacial, traducida en pobreza urbana en las periferias, expuso el doctor Raúl Hernández Mar.
El académico de la Unidad Lema de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) dijo que las urbes crean una serie de ventajas como la especialización y la diversidad por su facilidad de acceso a conocimientos y capacidades en capital humano y físico, y desventajas, al presentar tasas elevadas de desempleo, exclusión y pobreza, entre otros.
Los dos últimos elementos han traído como consecuencia una evidente polarización o fragmentación del espacio que ha desvinculado a algunas personas y comunidades de las tendencias y procesos centrales de la sociedad y la economía.
La Ciudad de México es considerada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como una de las regiones metropolitanas menos avanzada en la que se desarrolla una estructura socioespacial polarizada, donde el mejor nivel corresponde a las delegaciones Benito Juárez, Coyoacán, Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc, y las peores condiciones de bienestar se observan en Milpa Alta, Tláhuac, Iztapalapa y Cuajimalpa.
El fortalecimiento de las capacidades de las administraciones públicas locales puede conducir al desarrollo de manera eficiente, evitando la expansión desordenada y segregada de las ciudades, ya que la concentración de población en zonas urbanas se traduce en mayor presión sobre el agua, la electricidad, la vivienda, los servicios de salud, la educación y el empleo.
En México, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en 2012 el número de personas en pobreza fue de 53.3 millones (45.5 por ciento). De este total, 41.8 millones correspondían a las personas en pobreza moderada y 11.5 millones a personas en pobreza extrema. La medición de la pobreza fue realizada con base en una población estimada de 117.3 millones de personas.