- Se propone un acercamiento a los rituales prehispánicos y católicos, resultado del sincretismo, a través de la figura del chamán, encargado de negociar con las divinidades
- Los ritos asociados al ciclo agrícola y prácticas de sanación se conservan casi intactos desde hace siglos en diversas comunidades del Estado de México
La Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas de la Secretaría de Cultura presenta en la Sala María Sabina, del Museo Nacional de Culturas Populares, la exposición fotográfica “Oculto y a la vista de todos. El sistema ceremonial otomí”, que abrió este jueves 30 de agosto para mostrar la perenne relación de este antiguo pueblo indígena con la naturaleza, en especial con los montes, y el ciclo agrícola a través de la labor de los m’bëfi, o en español, “trabajadores del tiempo”, encargados de llevar a cabo ceremonias de sanación, petición de lluvias y fertilidad de las cosechas, entre otros rituales.
El autor de estas 40 imágenes, Carlos Hernández Dávila, doctor en Antropología, comentó en entrevista que esta selección es el resultado de seis años de trabajo de campo en diversas comunidades del Estado de México. “Se trata de acercar al público a este sistema ceremonial -casi intacto durante cientos de años- que se desarrolla a tan sólo a unos kilómetros de la Ciudad de México. Y aunque hoy se muestra con un rostro católico popular -resultado de la evangelización-, convive con las ceremonias en los cerros y los manantiales, entre otros elementos de la naturaleza”.
Prácticas asociadas al calendario agrícola junto con los festejos de los santos patronos, la Semana Santa y de Todos los Santos y Difuntos en las comunidades otomíes de Monte Alto, Jiquipilco, Otzolotepec, Lerma, Ocoyoacac, Temoaya, Nicolás Romero y Chapa de Mota, entre otros municipios, exhiben el sincretismo de una religión.
l pueblo otomí ha llevado también esta práctica de la negociación al ámbito de su historia. Hernández Dávila, aseguró que “la relevancia de este pueblo tiene que ver con el campo de la resistencia. Los otomíes se han resistido, han negociado su incorporación al mundo moderno.
Lo anterior se ejemplifica en una de las imágenes de la exposición, donde aparece un grupo de niños grabando con una tableta electrónica un ritual de sanación para mandarlo después a su pariente enfermo que está en Nueva York, quien ofreció una ofrenda para que se efectuara esta ceremonia, que luego él observará del otro lado de la frontera por su teléfono celular.