Miguel Ángel Casique Olivos
Un año después del sismo del 19 de septiembre de 2017, aparte de los daños ocasionados en la Ciudad de México, otro de los estados que más sufrió fue Oaxaca, gobernado por Alejandro Murat donde, por cierto, se dice hay mucho por hacer y muchas familias no piden, sino que claman ayuda para reconstruir, en el mejor de los casos, sus patrimonios; pero de Oaxaca hablaremos en los próximos días, donde las cosas no están tan fáciles para el actual gobierno estatal.
En la Ciudad de México, se sabía, hay al menos 270 mil inmuebles que están en riesgo sísmico; a un año del suceso que llegó a la 1 de la tarde con 14 minutos y con 7.1 de magnitud, la reconstrucción en la capital del país es lenta y no va a terminar tan rápido; así, por ejemplo, vemos que en la colonia Doctores hay edificios en donde ni siquiera la actividad para ser demolidos ha iniciado, no se diga sobre su reconstrucción.
A 12 meses del temblor 483 inmuebles se encuentran en riesgo latente y sin la atención necesaria y de estos 33% siguen habitados; 44% de las edificaciones que deben ser demolidas siguen en pie, 27 propiedades no están contabilizadas en la base del Instituto para la Seguridad de las Construcciones y 89 edificaciones multifamiliares están en proceso de reconstrucción, según el 6to Informe del gobierno de la Ciudad de México.
Cada tragedia o desastre que sucede en el país revela dos cosas: Primero, que tras el dolor y la tristeza de la población muchos políticos vivales, con la supuesta intención de ayudar a la población recaban recursos, pero que las veces más van a parar a otros destinos; así tenemos, por ejemplo, el caso del Fideicomiso de Morena que no se ha aclarado en su totalidad.
Segundo, nuestro país (el gobierno) no está preparado ante los eventos sísmicos o tragedias, ni para socorrer a las víctimas con equipo especializado y personal profesional y tampoco para reconstruir o ayudar tras los daños; así, tras el sismo de hace una año, tanto en la Ciudad de México como en el interior de la República, falta mucho por hacer y tendrán que caminar varios lustros para que se reconstruyan viviendas y edificios dañados; la ayuda es demasiado lenta y en muchos casos no llega a su destino.
En la Ciudad de México, donde gobernó Miguel Ángel Mancera y ahora José Ramón Amieva, ninguno ha respondido a la necesidad de los damnificados; incluso, en algunos lugares ni siquiera se sabe con exactitud la totalidad de los daños. Tarde o temprano, ante estos hechos, la población entenderá que para que su suerte mejore tendrá que modificar la forma en que gobiernan actualmente los políticos y que, llegado el momento, tendrán que colocar en el poder a un gobierno que le vaya, verdaderamente, a resolver no sólo su situación cuando hay desastres naturales, sino también su situación de miseria y pobreza en la que viven.
El clímax no político…
Y aunque en Hidalgo el gobernador Omar Fayad Meneses sigue sin escuchar a miles de hidalguenses para que les resuelva peticiones elementales como vivienda, apoyos a le educación o apoyos al campo, el Movimiento Antorchista sigue trabajando por los más necesitados y esto se puede ver en Tenango de Doria, donde el líder social de la Sierra Otomí-Tepehua, Estanislao López López, el líder del municipio, Emilio Santiago y el Presidente Municipal, Aldo Molina Santos, dieron el banderazo para el inicio de obra de pavimentación de uno de los accesos a una Telesecundaria.
Los alumnos, padres de familia y los vecinos de la zona mostraron alegría con el arranque de dicha obra pues aseguraron que Antorcha sigue luchando para que los jóvenes estudiantes tengan espacios educativos de calidad; el costo invertido en la obra será de alrededor de un millón de pesos, recurso logrado gracias a la gestoría estatal y nacional. Por el momento, querido lector, es todo.