- El proyecto teatral apoyado por el Fonca se centra en la pérdida de la personalidad y la voluntad a partir de la violencia
La Perra y la Marrana son dos prisioneros que ignoran dónde están, quién los atrapó y por qué lo hizo. Para sobrevivir deberán hacerse cargo de una cabra lo que le pase a ella, les pasará a ellos. El juego de incertidumbre los va transformando, hasta hacerlos perder sus recuerdos y su identidad en un encierro que libera la parte más cruel y violenta de la condición humana.
Estrenada la noche de este martes en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico, la puesta en escena La cabra o la fábula del niño y su dóberman, que cuenta con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, y la dramaturgia y dirección de Guillermo Revilla, aborda a través del terror y el humor negro, la violencia como mecanismo control y despersonalización, y los peligros a los que se enfrentan los migrantes.
El montaje, presentado por la Secretaría de Cultura, a través del Centro Cultural Helénico y la compañía Festín Efímero en coproducción con Teatro Línea de Sombra, es una ficción inspirada en notas periodísticas que hablan de cómo los grupos criminales someten a sus rehenes o secuestrados a crueles procesos físicas y psicológicos en condiciones infrahumanas, hasta convertirlos en sicarios sin voluntad, capaces de las peores atrocidades.
En esta, la segunda producción de Festín de lo Efímero Teatro, que cuenta con la escenografía, iluminación y vestuario de Víctor Padilla y el diseño sonoro de Juan José Rodríguez Castillo, se desarrollan de manera simultánea dos acciones escénicas que por momentos se encuentran: la primera es la desesperante y traumática situación que viven la Perra y la Marrana a manos de su captor, encerrados en un lugar que podría ser un establo, y la segunda, en la que a través de los tablones del muro, se ve a un hombrecillo sin rostro arrancando la piel y extremidades a un cuerpo sin vida.