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Más de un millón de microplásticos por kilómetro cuadrado de superficie han sido detectados en zonas del Pacífico Norte acumulados por efecto de las corrientes marinas, lo que revela una seria amenaza para la vida en el océano y la salud humana sobre la que hay poco conocimiento en México y que es materia de estudio en el Laboratorio de Tecnologías Sustentables de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) para desarrollar un inventario de esos contaminantes, informó la doctora Alethia Vázquez Morillas.
Esa cantidad es superior en masa “a la concentración del plancton, es decir, en ese lugar, más que microorganismos que son la base de la vida en el mar existen plásticos” y aun cuando la conciencia sobre el tema crece poco a poco, todavía falta mucho para pasar de la atención a las acciones que disminuyan la generación de esos elementos, caracterizados por su tamaño menor a cinco milímetros y que son liberados al entorno derivado de actividades humanas, al dar un manejo inadecuado a ciertos materiales o al desechar residuos que por efecto del viento, la radiación solar o el movimiento de las olas se degradan, pierden sus propiedades y se convierten en fragmentos apenas perceptibles.
Cuando el tamaño es menor a un milímetro en alguna de sus dimensiones son denominados mini-microplásticos y si miden menos de la milésima parte de un milímetro son nanoplásticos, que se encuentran en suelo, aire y mar, expuso la profesora del Departamento de Energía de la Unidad Azcapotzalco.
Este tema –sobre el que hay poco conocimiento en México– es desde hace poco objeto de estudio en el Laboratorio de Tecnologías Sustentables de la UAM, que pretende desarrollar un inventario de microplásticos en playas mexicanas mediante un muestreo en 35 sitios, de acuerdo con un trabajo que se halla en etapa de análisis y procesamiento de información.
El propósito es realizar una medición sistemática para localizar los factores detonadores de la existencia de esos componentes en las costas, así como de dónde están llegando y cuáles son los riesgos que ocasionarían si es que contienen contaminantes –metales e hidrocarburos– en sus superficies; hasta ahora ha sido identificada su presencia en el área de protección de la vaquita marina, en concentraciones de hasta 0.020 microplásticos por metro cúbico (m3) en las zonas más cercanas al puerto de San Felipe, Baja California, dijo la doctora en Ciencias e Ingeniería Ambiental por la Casa abierta al tiempo.
Indagaciones llevadas a cabo en playas de la Isla de Holbox, Quintana Roo, revelaron concentraciones superiores a 200 microplásticos/m3, en especial en regiones de menor afluencia turística que reciben menos cuidados. El trabajo en dichos lugares requirió de una solicitud de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, por tratarse de territorio de conservación que enfrenta peligros específicos: la desaparición de la vaquita marina y la polución antropogénica, ante los cuales “propondremos soluciones en términos de gestión de residuos y manejo de playas” que pudieran mitigarlos.